
El ex alcalde de Granada, Gabriel Díaz Berbel. Foto: Ruiz de Almodóvar
El último encuentro casual con Gabriel Díaz Berbel fue el pasado viernes en el bar Kiki, nombre por el que se le conocía al ex alcalde de Granada y ex senador, muy querido en el Albaicín y sobre todo en dicho bar, situado en las inmediaciones de San Nicolás, donde hasta hoy se dirigían a él como «alcalde». Daba igual que hubiera sido arrinconado en su partido y que decidiera con el tiempo abandonar la militancia del PP. En el bar Kiki seguía siendo el alcalde.
Después de atar su chucho callejero en uno de los árboles de la entrada, aquella mañana de viernes, como otras tantas, se dispuso a desayunar su café con leche y media tostada de tomate. Se interesó por el trabajo artesano de un hippie, que fabricaba una pulsera en una esquina del bar, mientras rociaba su tostada de aceite y departía amablemente con camareros y los pocos clientes, a esa temprana hora.
Era el día previo a la toma de posesión de la nueva corporación municipal. Una de las personas que regentan el bar le preguntó si le habían invitado al solemne acto. «Qué me van a invitar pero me da igual. Es un coñazo de hora y media, de tomo y lomo, que no hay quien lo aguante«. Me recordó aquellas ‘berbeladas‘ que el entonces diputado socialista Rafael Estrella, hoy embajador de Argentina, anotaba en su blog para tratar de minar su gestión como controvertido alcalde del PP, enemistado con Javier Arenas y con medio partido de Granada, entonces presidido por Juan de Dios Martínez Soriano.
«Yo he sido el alcalde más votado de Granada con 74.000 votos, ningún otro alcalde ha logrado tantos votos», nos recordó a los presentes, al tiempo que reconocía que era un trabajo «muy duro». «Apenas dormía y llegaba a casa a deshoras. Tenía que dormir con un walki-talki de esos. Un día me llamaron a las seis de la mañana porque había explotado una caldera. Luego resultó ser una bomba de ETA. Ya ves tú qué culpa tendría el peluquero de Armilla y qué relación podía tener con el País Vasco». Confesó que fue, sin duda, el peor día de su polémico mandato.
Cuatro años salpicados de controversias, de populismo y cierto costumbrismo, de salidas de tono de las que se hicieron eco los diarios nacionales. Repartía para todos: un día invitaba a los detractores del Día de la Toma a que se pusieran turbante en la cabalgata de Reyes; otro sorprendía con su propuesta de ocultar a los mendigos de las calles con motivo de la celebración del Mundial de Esquí, o aquella ocasión en la que dijo que cualquier granadino bien nacido debía ser devoto de la Virgen de las Angustias; o cuando amenazó con arrojar al entonces consejero de Educación de la Junta, Manuel Pezzi, a la Fuente de las Batallas.

Momentos de dolor de la familia de Díaz Berbel, en la capilla ardiente. Foto: Ruiz de Almodóvar
Se le recordará por el polémico monolito dedicado a Clinton en el mirador de San Nicolás, con la oposición de muchos vecinos, a los que llamó «vándalos» que no merecen vivir en Granada; un monolito que él mismo definió en su día, para tratar de quitarle hierro al asunto, como «una caja de galletas con una placa de bronce». También por el viaje a Arabia Saudí, con su séquito de confianza, invitado por el príncipe Abdullazih, que luego le regalaría dos caballos; o por la visita de las Spice Girls cuando estaban en lo más álgido de su carrera. «Ni Fitur ni pollas. Las Spice Girls fueron la mejor promoción turística que se ha hecho de la ciudad. Ni siquiera la visita de Clinton. Estuvieron todas las televisiones. Recuerdo que un amigo de Bali me llamó para decirme que me había visto en la televisión», relataba el viernes pasado en el bar Kiki.
Era una de tantas conversaciones de bar que se podía mantener con el ex alcalde porque, en las distancias cortas, ganaba mucho con esa simpatía y socarronería que le caracterizaban. Pero tambíen tenía sus arranques y sus enfados. Los periodistas le vimos llorar de rabia en una comparecencia improvisada en el salón de plenos a su regreso de su viaje de Arabia Saudí, después de conocer que se le había criticado en su ausencia mientras él -aclaraba- hacía gestiones para negociar un contrato de fabricación de aviones con el citado país de Oriente Medio.
No caen tampoco en el olvido los órdagos a su partido, cuya erosión le costó la alcaldía en las siguientes elecciones a pesar de que su lista fue la fuerza más votada. El tripartito PSOE, IU y PA lo impidió. Demasiados adversarios y demasiados enfrentamientos con su partido que le terminaron pasando factura.
Incluso, en un momento más relajado de su trayectoria política, hizo sus pinitos en el cine con cameos en la ‘La Luz Prodigiosa’, de Miguel Hermoso, y en ‘El Florido Pensil’, dirigida por Juan José Porto, donde se pone en la piel de un maestro. Él contaba en una entrevista que inicialmente se le reservó el papel de guardia civil.
Lo último relevante que se supo de él, después de hacerse querer por otros partidos minoritarios, fue que solicitaba su baja del partido como militante, en una carta remitida al presidente provincial del PP en Granada, Sebastián Pérez, coincidiendo con la crisis surgida en el Partido Popular en Asturias, en enero de 2011, poco después de la baja de Francisco Alvarez-Cascos.
Hoy viernes, 17 de junio, su mujer hallaba su cuerpo sin vida en su vivienda del Albaicín, desde la que se alertó al Centro Coordinador de Emergencias 112, que dio aviso a los Servicio Sanitarios y a la Policía Nacional, que confirmaron que el fallecimiento se produjo por muerte natural. Tenía 71 años.
La capilla ardiente del que fuese máxima autoridad de la ciudad entre 1995 y 1999 se instalará hoy viernes, a partir de las 20 horas, en el Ayuntamiento de Granada. El alcalde de Granada, José Torres Hurtado, ha decretado dos días de luto oficial y ha trasladado el pésame en su nombre y en el de la ciudad a la familia. Hace siete días le preguntaban si acudiría a la toma de posesión. Hoy, con el humor que le caracterizaba, seguro que diría que, incluso en la peor de las fatalidades, todos los caminos conducen al Ayuntamiento de Granada. Adiós, alcalde.
[…] https://granadaimedia.com/adios-alcalde […]
Adiós alcalde « La vida en palabras
Álvaro, me ha encantado tu artículo. Chapó.
Belén Rico
Hace dos meses Kiki y Fátima,su mujer, coincidieron con el Alcalde y varios de sus concejales en una terraza del Albayzín. Ninguno se acercó a saludarlos. Ahora han ido al velatorio y al entierro. A eso se le llama hipocresía, verdad?
María del Carmen
Qué buen artículo Calleja. Al Kiki en los últimos años lo marginaron en el PP y es una vergüenza ver a Sebastián Pérez bajo el féretro. Si Berbel lo hubiera imaginado, se deja incinerar vivo.
Pepe Callos
Gracias por el artículo.Digamos adiós al alcalde que más se ha preocupado por Granada,al más «mundano» y cercano al ciudadano.Sus vecinos albaicineros no se olvidaran » el Kiki «.
Raquel
Y mira que han escrito y escrito, dicho y dicho, pero nada como este artículo tuyo para recordar a Gabriel Díaz Berbel, Kiki. Con sus luces y sombras, pero siempre él. Es sencillamente extraordinario. Toda una lección.
JuanIgnacio
Aquel último verano de La Crónica de Granada salvó muchos sábados y domingo, daba un titular sin ningún esfuerzo, estaba disponible 24 horas….para todos los medios….un señor de la política a su estilo, eso sí
Silvia
[…] Antonio Marín, el juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud; y los recientemente fallecidos Gabriel Díaz Berbel, ex alcalde de Granada; el empresario Juan Heredia, popularmente conocido como ‘Juanillo’; el […]
Carlos Ballesta, pregonero de las Fiestas del Albacín | GranadaiMedia
En 1982 me visitó para que yo organizara AP en Colomera, y para fue un gran honor colaborar con Gabriel, el mejor presidente y Alcalde que hasta hoy ha tenido Granada. Fui con el a visitar el Congreso de los Diputados y visite toda la provincia de Granada acompañándole y acompañandome. El último día q u e estuve con el fue el 22/01/2011 a las 2 de la tarde acompañados de amigos comunes en el callejón del Miguel. Entre 1981 y 2011 hay momentos intensos y duros, también agradables pero sobre todo auténticos.. Hasta siempre amigo.
José Eduardo Escudero