
Las familias del colegio José Hurtado del Realejo protestan por la contaminación y piden medidas para solucionarlo. GiM
Cuando la pandemia estaba en su apogeo era obligatorio ir a la escuela con mascarilla. En el Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria José Hurtado, el único público del barrio granadino del Realejo, igual sería conveniente seguir usándola a la vista de los datos que arroja un informe realizado por Ecologistas en Acción. Son tremendos: en la calle Molinos, donde está ubicado, no sólo se rebasan los límites legales de contaminación, es que se multiplican por cuatro los que la Organización Mundial de la Salud considera aceptables.
La situación no es nueva, las administraciones la conocen y las medidas para atajar esta grave situación no llegan. Los padres de los 280 alumnos que reciben clases en ese colegio han decidido pasar a la acción y se han echado a la calle. Con sus niños, por supuesto. Bajo el lema ‘Ir al cole mata’ han hecho una cadena humana en la puerta del centro educativo poco antes de comenzar la jornada lectiva, un acto que se ha desarrollado por espacio de un cuarto de hora y que no ha generado ningún incidente. Sí una larga cola de vehículos, pero eso, por otra parte, ocurre a diario tanto a la entrada como a la salida, porque los autobuses que llevan a escolares de otros centros educativos del barrio paran justo en la puerta del José Hurtado para que se bajen y, además de ensuciar el aire con sus motores en marcha, provocan un atasco considerable.
«Ir al cole mata», «Este aire es una basura» y «Queremos vivir sin contaminación» fueron algunos de los lemas coreados durante la protesta, tras la cual la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del colegio, Isabel Romero, leyó un manifiesto en el que destacó, de entrada, que el aire que se respira en la zona «es altamente nocivo para nuestra salud y la de nuestros hijos e hijas».
Los menores, los más vulnerables
El manifiesto hace hincapié en el citado informe de Ecologistas en Acción, denominado ‘Calidad del aire en los entornos escolares’ y que recoge los resultados de una campaña en la que se ha medido el nivel de dióxido de nitrógeno (NO2) en 160 entornos escolares de seis ciudades españolas: Barcelona, Madrid, Granada, Murcia, Vigo y Gijón. Fue publicado el pasado 4 de mayo de 2023 y los resultados dejan en muy mal lugar al José Hurtado, puesto que, hay que insistir, allí se cuadruplican los niveles máximos recomendados por la OMS. La concentración en ese lugar es de 45 microgramos de NO2 por metro cúbico. Con similar nota se encuentran otros dos colegios de la capital, el CEIP Fuentenueva y el CEIP Sierra Nevada.
«Cada día, nuestros hijos e hijas, en sus trayectos y en sus jornadas lectivas, están expuestos a unos niveles de contaminación que está acreditado pueden afectar seriamente a su salud», continúa el manifiesto, que resalta que precisamente los menores de edad son «el tramo de población más sensible a la contaminación atmosférica«. De acuerdo con los datos que arroja el estudio, «se está vulnerando nuestro derecho a la salud, un derecho fundamental del que las administraciones deberían ser garantes».
Los partidos, sin medidas concretas
Las familias entienden que ha llegado el momento de «exigir» medidas «urgentes y eficaces» a quienes tienen la responsabilidad de tomarlas. Y en ese sentido, piden a todos los partidos que se presentan a las elecciones municipales de este 28 de mayo que «establezcan la reducción de la contaminación como una prioridad en sus programas y agendas». Lo cierto es que, según ha podido constatar GranadaiMedia, ninguna de las formaciones que concurre a los comicios propone medidas concretas en materia de contaminación, salvo alusiones muy genéricas como «estudiar la posibilidad» de peatonalizar ciertas calles del barrio, que no especifican.
El actual equipo de gobierno ha anunciado que desde diciembre de 2023 el Realejo debe ser considerado como una zona de bajas emisiones, lo que acarreará medidas como que los autobuses de los colegios concertados deberán ser cambiados por minibuses antes del inicio del próximo curso y no podrán parar en la calle Molinos, sino en unas dársenas habilitadas en el Paseo del Salón. Además, supuestamente el tráfico quedará restringido, aunque seguirán existiendo muchas excepciones: vehículos de carga y descarga, transporte público, coches de residentes…
Ese fue el argumento que dio recientemente el concejal de Medio Ambiente, Jacobo Calvo, durante una reunión que mantuvo con madres y padres del José Hurtado, en la que además advirtió de que hay otros partidos que se oponen a la declaración de zona de bajas emisiones y que, «si son los que ganan las elecciones», se corre el riesgo de «deshacer lo andado hasta ahora». Que no es mucho si se tiene en cuenta que el alcalde, Paco Cuenca, ya propuso hace cuatro años, en vísperas de las anteriores elecciones municipales, crear una red de caminos seguros y señalizados hacia los colegios. Esa medida no se ha llegado a poner en práctica en todo este tiempo y ahora aparece de nuevo en el programa electoral del PSOE.
Peatonalizar, la única solución efectiva
En cualquier caso, ni la zona de bajas emisiones ni los caminos seguros solucionarían del todo el problema. Lo advirtió durante la protesta escolar Pablo Augustín, de Ecologistas en Acción, que explicó que la única medida efectiva «es la peatonalización». Mientras sigan pasando coches por allí -no sólo en las horas de entrada y salida del colegio, cuando se forman atascos, sino el resto del día- el problema subsistirá «y seguirá siendo muy grave».
«Nuestros datos son los mismos que tienen las administraciones. Sus técnicos también se echan las manos a la cabeza, pero no se toman medidas por una cuestión política. Ahora mismo, por lo que se ve y se constata, los coches tienen más derechos que los niños, así de claro«, subrayó el ecologista, que advirtió además de que, de persistir en su política de no hacer nada, el Ayuntamiento de Granada se arriesga «a ser multado y también a dejar de recibir fondos europeos como los Next Generation, porque están ligados al cumplimiento de unos parámetros ambientales», finalizó.
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