
Sede del centro de aprovisionamiento y redistribución de alimentos Zaidín Vergeles.
Dos años después de su inauguración, el centro de aprovisionamiento y redistribución de alimentos Zaidín Vergeles (CARAZV) casi duplica el número de familias a las que abastece, al alcanzar las 360 al mes frente a las 185 con las que inició su andadura. Según el balance de la asociación de vecinos Zaidín Vergeles, estas cifras reflejan la amarga realidad en la que sigue inmerso el barrio. Solo hace falta pasar por las instalaciones del Carazv para contemplar las antípodas de la supuesta mejora económica que se empeñan en enarbolar en los últimos tiempos, reflexiona el presidente del colectivo, Antonio Ruiz.
Cada semana acuden entre 70 y 90 familias a sus instalaciones, lo que ha obligado a los vecinos a cambiar de sede, dado que la anterior se quedó pequeña en apenas un año. Los 180 m2 del nuevo centro, ubicado en la calle Padua, ya están al límite de sus posibilidades. «Hemos suscrito un acuerdo con el Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD) para poder ampliar el número de familias a las que se distribuyen alimentos. Gracias al Fead ya repartimos más de 24.000 kilos de alimentos, a los que se sumarán en marzo alrededor de 30.000«, indica Ruiz.
Estas provisiones, sumadas a las que aporta el Banco de Alimentos, les permitirá incrementar en 20 el número de familias por turno quincenal y alcanzar las 400 al mes, con lo que prevén dejar a cero la lista de espera en los Servicios Sociales del barrio, se alegra el representante vecinal.
Más allá de las cifras están las historias personales de familias asfixiadas por la austeridad para las que resulta imposible cubrir necesidades básicas como la alimentación: un día a día marcado por el paro, las migajas en la mesa y unos números rojos que no encajan en los ‘halagüeños’ balances macroeconómicos. Fue esta cruda estampa, tristemente parecida a la de la España de la posguerra, la que impulsó a la asociación de vecinos Zaidín Vergeles junto a otros 17 colectivos del barrio a dar un paso al frente para surtir de alimentos a unos convecinos que incluso se veían obligados a recurrir al fondo del contenedor para buscar qué llevarse a la boca. «Se trata del proyecto más bonito que ha impulsado el barrio. Pero todos esperamos el día en que podamos cerrar sus puertas. Eso significará que nadie en el barrio pasa hambre», subraya Pepe Yáñez, vicepresidente de la asociación de vecinos Zaidín Vergeles.
Y es que para un barrio como el Zaidín acostumbrado a movilizarse para transformar su realidad no ha resultado fácil ‘digerir’ que tras décadas de lucha social la precariedad y la desigualdad de otros tiempos vuelven a teñir de blanco y negro la época actual. Por este motivo, los colectivos impulsores del Carazv, partidarios de ir «más allá» de la caridad, siguen reivindicando la necesidad de atajar las causas que provocan esta situación de injusticia social.
Aunque la cruda realidad del barrio, con unos elevados índices de paro, los obliga hoy día a optar por la solidaridad, su intención es «no dejar al margen la necesaria reivindicación para que las cosas cambien”, principio que acompaña al Carazv desde su fundación. Dos años después de su creación, hasta 20 voluntarios se dan cita en sus instalaciones para tender una mano a sus convecinos. “Más allá de entregar la bolsa se preocupan de las personas que vienen, de sus sentimientos y problemas”, subrayan haciendo balance. Fruto de su ingenio e imaginación, el Carazv sigue atendiendo a las familias derivadas de los Servicios Sociales, ya que «todo se hace a través de sus trabajadores para garantizar que los recursos se reparten entre las personas que más lo necesitan del barrio», recuerda Yáñez. «Financiamos el grueso de los gastos de alquiler y suministros con las distintas actividades benéficas que organizamos», cuenta el representante vecinal, ya que las ayudas que aportan Junta y Ayuntamiento no cubren los elevados gastos mensuales que conlleva el servicio.
El próximo acto para recaudar fondos tendrá lugar este 3 de febrero, a las 20.00 horas, en el teatro Isabel la Católica, donde actuarán distintas agrupaciones carnavaleras a beneficio del centro de alimentos del Zaidín. La gala volverá a repetirse el próximo 12 de febrero, a las 19.30 horas, en el teatro Isidro Olgoso, una vez finalizado el pasacalles de Carnaval que celebra el Zaidín, uno de los pocos barrios granadinos donde las mascaradas siguen siendo una tradición viva.
Gracias a actuaciones como éstas las persianas del Carazv siguen abriéndose a diario para combatir la miseria que asola al barrio. En su puerta un cartel arroja la imagen de una pequeña con una pregunta: «¿Y a mi, quién me rescata?». Dentro los vecinos de este combativo barrio obrero se afanan por dejarlo todo listo para el próximo reparto. En su fuero interno todos esperan que algún día ningún niño tenga que plantearse cuestiones como éstas. El día en que la igualdad y la justicia social dejen de ser utopías para transformarse en una realidad. Por un mañana así seguirán luchando.
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