¿Qué hacemos con el Centro de Granada?

La debacle del turismo ha dejado al descubierto la vulnerabilidad del modelo económico de la ciudad de Granada. Preguntamos a expertas, comerciantes y movimientos sociales qué alternativas ven. Varias voces inciden en la necesidad de regular los alquileres para que se establezcan en el Centro de la ciudad otro tipo de negocios.

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Muchos negocios del centro de Granada están enfocados al turista. Foto: Lucía Rivas

“El problema es cuando tienes una ciudad, un barrio o un centro histórico monofuncional, en el que, por decirlo así, has puesto todos los huevos en la misma cesta. Eso hace que sea mucho más vulnerable a cualquier crisis”, explica Ana Montalbán, vicepresidenta de la Red de Ciudades que Caminan y, durante años, vecina de Granada. “Si tienes unos negocios en el centro que no dependen del cliente local sino del turista y de repente ese deja de venir…”.

Cuatro meses de confinamiento. Desescalada. Tres semanas de cierre de la hostelería. El turismo en números negativos para toda Europa. Una ciudad que nunca ha dejado de estar en crisis y un centro fantasma. Todos esperando la lluvia de fondos europeos y la vacuna, pero sabiendo que la recuperación no será tan fácil. Y una pregunta: si no es posible volver a cómo estábamos antes, ¿qué podemos hacer? ¿Qué hacemos con Granada? ¿Qué hacemos con el Centro?

Para algunos movimientos sociales la pregunta es incluso otra: si se pudiese volver a como estábamos antes de la pandemia, ¿querríamos? La red vecinal Ajuntamientos de Granada tiene claro que no: “Durante los meses que duró el confinamiento, las granadinas disfrutamos de aire limpio y cuando pudimos salir a pasear, las plazas y los parques se disfrutaban sin saturación”.

Pero “enseguida hubo un interés desmedido de nuestros gobernantes por la reactivación turística: se ampliaron la extensión de las terrazas de los bares y se bonificaron las visitas turísticas”. Aunque el sector no pudo recuperar su hegemonía económica “no parece que la vulnerabilidad que ha demostrado esté teniendo un impacto de cara a transformar la vida en nuestra ciudad”, sino que se interpreta “como un tiempo muerto”. “Parece que el modelo de ciudad no puede ser cambiado”, concluyen.

Regular los alquileres

En el último mes los más afectados han sido los negocios no considerados de “primera necesidad”, hostelería incluida pero no solo. El toque de queda o el cierre a las 18.00 siguen afectando a muchos de ellos, que arrastran todavía las pérdidas del primer confinamiento. Algunos advierten que los problemas de la parte comercial del centro que no era exclusivamente turística no vienen de ahora.

Pepe Mármol, más de 25 años al frente de la mítica Marcapasos de calle Duquesa, nos comenta que han tenido “muy pocas facilidades: seguimos pagando las facturas y gastos fijos habituales (luz, agua, electricidad, teléfono, impuestos, alquiler, etc). Y a nivel cultural, duele y ofende que no se considere la música como un bien de primera necesidad”. Pero antes de eso el centro de Granada ya notaba “el efecto Nevada, ‘paraíso’ de franquicias y multinacionales, que fue devastador”.

En las medidas para un “nuevo” centro de la ciudad menos vulnerable, o al menos para la supervivencia del comercio de cercanía a corto y medio plazo, pide “un apoyo del ayuntamiento que no solo auspicie a un barrio céntrico o a una famosa calle comercial, que ya ni eso pese a los adornos de navidad, sino a todos aquellos puntos de la ciudad con establecimientos, que ofertan propuestas emprendedoras o de calidad”.

Una medida importante, aunque se confiesa “consciente de su complejidad”, sería “regular el precio de la renta de alquiler de los locales comerciales, pero para ello hace falta voluntad política. Hay muchos locales vacíos y con precios abusivos y especuladores”.

Toy, dueño de la Peluquería Underground en Moral de la Magdalena, coincide con él cuando habla con nosotros días más tarde: “en Puentezuelas hay locales vacíos que se alquilan por 3500 euros al mes. Eso es una locura. Antes del virus ya veíamos negocios que duraban muy poco porque empezaban ya endeudados. Si se quiere dar apoyo a los pequeños empresarios hay que empezar por hacer que se bajen los alquileres abusivos”.

«O bajan los precios o no saldremos de esta»

Toy resume su postura yendo más allá de los límites de Granada: “tenemos que mojarnos el culo todos, porque por mucha vacuna que haya el turismo no va a volver porque sí. El primero que se moje el culo es el Gobierno, pero luego los demás. Que se bajen los precios, unos del alquiler, otros de los productos, y circule el dinero que haya, y abrirán negocios que no sean solo para turistas y aguanten mejor. Si no, no saldremos de esta”.

Y recuerda que la Magdalena “aunque no la veamos así ya es zona turística. En el bloque de enfrente hay un AirBnB, en Puentezuelas hay varios AirBnB. Estamos a dos minutos de la Catedral”. “Lo que pasa”, explica el empresario, “es que los negocios de esta parte igual lo notamos menos, porque claro, de 100 personas que se alojen en el piso turístico de mi calle, pues vendrá una a la peluquería”.

También confiesa que “como vecino, no solo como comerciante, es verdad que Granada así, menos masificada, solo con turismo nacional o gente local, me gusta más. No está masificada, se puede andar por la calle”. El problema es “que el precio de no masificar la ciudad no puede ser que cierren tantos negocios”.

Mármol añade que “de todas formas, para que las medidas surtan efecto es primordial concienciar al consumidor de que está en sus manos la supervivencia del pequeño comercio y del negocio local”. Y agradece como en Marcapasos “nos hemos sentido muy afortunados con la respuesta de nuestros clientes, primero con sus compras online durante el confinamiento y después con la tienda física desde el primer día de la reapertura”.

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A los propietarios de Biosfera les pedían 4.500 euros y seis meses de fianza por un local en la plaza de la Trinidad. Foto: Lucía Rivas

De manera muy similar se expresa Mario, dueño Biosfera, tienda de productos ecológicos y de productores locales en calle Sócrates. Ellos empezaron la obra tras alquilar el local en diciembre de 2019, tras un año buscando. “Llegamos a ver un sitio cerca de plaza Trinidad por el que nos pedían 4.500 euros al mes más seis meses de fianza. Cualquier negocio pequeño sabe que empieza a pérdidas y necesita un buen colchón financiero, ¿cómo vas a alquilar un local a alguien que no sea una franquicia o una gran cadena con esos precios?”.

En Ajuntamientos les dan la razón en parte mientras critican “falta de voluntad política para tomar medidas en Granada”. El escaso apoyo al comercio de proximidad lo ejemplifican en el Mercado de San Agustín que “tras la primera semana en Estado de Alarma, algunos de los puestos estaban en proceso de echar el cierre, a pesar de ser establecimientos con derecho a permanecer abiertos al ser de primera necesidad”.

Pontevedra, Lisboa, Barcelona… ¿Granada?

Ana Montalbán tiene claro el modelo que traería no solo al centro de Granada sino a todo el área metropolitana, el que defiende desde la Red Ciudades que Caminan: el modelo Pontevedra. “Allí convirtieron la ciudad en lo que llamamos polifuncional, una ciudad de servicios, diversificada, que no apuesta por una sola actividad económica e integra a los vecinos en el centro”.

La recuperación de Granada la marcará “cómo salgamos de la situación sanitaria, que aún no lo sabemos”, pero ya desde antes “hacía falta recuperar habitantes. Spe puede aprovechar la bajada de alquileres para traer de vuelta a los vecinos con operaciones de recuperación urbana. No volver a caer en una economía solo del turismo, sino confiar en el comercio de proximidad”. Que el centro, que la calle, como en la capital gallega, “sea un espacio de encuentro social y una extensión de la casa, que la gente sienta como propio y se identifique con el modelo de ciudad”.

Durante la desescalada del primer confinamiento la mayoría de ciudades gallegas, más pequeñas que Granada, adoptaron el modelo peatonal del centro de Pontevedra, no tan lejos de algunas que se han tomado recientemente en el centro de Madrid: peatonalizar calles, ampliar espacios para reducir aglomeraciones, expulsar al coche… El eterno alcalde pontevedrés, Miguel Anxo Fernández Lores, lo llama sin mucha sutileza “el modelo centrado en las personas”, y han recibido visitas del resto de la UE, Estados Unidos o Japón para copiar sus medidas.

La necesidad de agudizar el ingenio para evitar aglomeraciones se ha visto también en el polémico “urbanismo táctico” de Barcelona, en el que sin hacer obras se ha ampliado el espacio peatonal y de uso público a base de pinturas o mupis. Supone eliminar carriles para el tráfico, a veces cortar calles y también eliminar lugares de aparcamiento.

Desde Ajuntamientos tampoco se van demasiado lejos, solo hasta Portugal, para recordar que la Cámara Municipal de Lisboa “ha arrendado pisos que se destinaban al alojamiento turístico y los ha subarrendado en modalidad de alquiler social a familias y jóvenes que habitaban en el área metropolitana de la capital, para reducir los desplazamientos, evitar las áreas de gran concentración de la población y retornar viviendas turísticas al alojamiento de larga duración de residentes”.

¿Qué hacemos con el Centro de Granada?

También el gobierno del país vecino ha creado “el Observatorio del alojamiento estudiantil” que facilita “que el alumnado que estudia en una universidad fuera de su lugar de residencia pueda alojarse individualmente sin la necesidad de compartir piso o habitación en residencias”. Para ello, el gobierno portugués dispuso “18.000 habitaciones completas de hotel, albergues, apartamentos y residencias cuyos precios oscilan entre los 150 y 500 euros al mes”.

Plan de Choque Social

En Granada destacan como gran parte de las medidas de apoyo en los barrios más turistificados se han dado por parte de los movimientos vecinales. “Precisamente los barrios turistificados cuentan con una población anciana considerable”, explican “y los grupos de cuidados de Centro-Sagrario, Realejo, y Albaicín han tenido un lugar central en la recogida y repartos de alimentos, de recetas y medicamentos, de llamadas telefónicas para acompañar, pasear perros, atender que ninguna vecina o trabajadora del hogar sufriera violencia de género al estar confinadas, entre otras”.

Antes del verano, varios grupos similares a la red vecinal granadina participaron la campaña del Plan de Choque Social ‘Turismo No es la Solución’. Desde el movimiento granadino Ajuntamientos explican que “por un lado, señalábamos que, a pesar de ser considerado el motor de nuestra economía, es un modelo productivo extractivista que transforma radicalmente nuestras ciudades y nuestras vidas para convertirlas en un producto que vender a inversores”.

Muchos recursos públicos “se destinan a la renovación de los centros para dotarlos de equipamientos destinados al turismo. Mientras, se descuidan los barrios, la vida en la periferia, el medioambiente, el transporte público y la movilidad dentro de la ciudad. Y se sigue invirtiendo en infraestructuras como el aeropuerto o la conexión con otras capitales como la alta velocidad”.

Comentarios en este artículo

  1. Llevamos años viendo a Granada deteriorarse, es el momento de acabar con este modelo del que se benefician unos pocos pero sufrimos todos.

    Mario
  2. Muchísima gracias por vuestro trabajo de síntesis y argumentario.
    Resuena mucho con lo que vivo como comerciante.
    Empecé hace un año queriendo ofrecer un servicio a la gente de Granada y acabo esperando la vuelta de los turistas y estudiantes Erasmus porque si, se han convertido en mis primeros clientes!

    Yo estoy ofreciendo una tienda bonita, barata, y con trato de muy buena calidad en Calle Gracia. Pero sigo pensando, cuando paso por Reyes Católicos cada mañana, que no se reconoce lo suficiente lo que estoy ofreciendo entre la población local. Y a veces me dicen, cuando expreso que no es tan fácil y que llevo un año trabajando con mucho rigor para cubrir – justo – mis gastos: «es que están todos arruinados con la crisis del Covid. Ya no hay dinero». Es verdad, pero sigo viendo cola en el Bershka y el Nevada Shopping lleno los sábados. Quizás queda poco dinero en las economías familiares: pero SI puedo decir que está mal gastado. Estas cadenas no deberían estar, simplemente.
    Efectivamente, es un problema de larga duración, que toca tanto decisiones políticas (el primer nivel!) como decisiones individuales de consumo (las que se mejoraran si se mejoran las condiciones de vida, de trabajo, y económicas de los granainos: si dejan de trabajar como bestias para ganarse lo justo para vivir).

    Ojalá sigamos concienciando y no sea un trabajo tan difícil de llevar. Para no tirar la toalla.

    Por eso necesitamos apoyo político y decisiones inteligentes como las que proponéis en el artículo.
    Esperamos (en los dos sentidos).

    Gracias.

    Manon

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