CEPAMN estrena sede y proyectos

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Taller de pintura para niños en la nueva sede de CEPAMN

El Centro de Primera Atención a Mujeres y Niños (CEPAMN) abandona su sede la calle Trucha de la Chana y se traslada a un nuevo local en el número 4 de la calle Doctor Medina Olmos del mismo barrio. Tras el cierre del comedor social con el que arrancó sus proyecto, centrado en mujeres víctimas de violencia de género, niños y familias en riesgo de exclusión, las necesidades de espacio se redujeron y decidieron apostar por unas instalaciones más modernas, aunque más pequeñas.

En un año y cuatro meses, Cepamn ha ofrecido un total de 33.361 comidas a personas necesitadas. «La falta de subvenciones y ayudas públicas nos obligaron a cerrar el comedor» -explica Ramón Fontela, fundador del CEPAMN junto a Palmira Crespo-, pero continúan con los talleres para niños los sábados y la atención a mujeres víctimas de violencia machista.

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Ramón Fontela, en la entrada de la nueva sede de CEPAMN en Doctor Medina Olmos

En esta línea, CEPAMN ha iniciado unos cursos de inserción laboral con compromiso de contratación por el que cinco mujeres ya han conseguido un trabajo. También sigue en marcha su proyecto de crear un piso de acogida para mujeres maltratadas. «La idea es que quienes vayan a la casa de acogida tengan una salida laboral para que puedan rehacer su vida», apunta Fontela.

En septiembre tienen previsto celebrar, además, unas jornadas sobre violencia de género en las que participen las distintas instituciones, asociaciones y agentes sociales con el fin de lanzar, a partir de una mesa redonda, un proyecto efectivo en la lucha contra la violencia machista. «Aunque se trabaje con la mejor intención, algo está fallando en la lucha contra la violencia machista, no hay más que fijarse en la cantidad de muertes que hay», señala Ramón Fontela, «de ahí la necesidad de reflexionar y tratar de sacar ideas conjuntamente».

También plantean la posibilidad de buscar un nuevo uso para la huerta que inicialmente iba a ser explotada por personas sin recursos. «Aunque resulte paradójico, no hemos encontrado nadie que quiera hacerse cargo», explica Ramón. «En estos años, y por culpa del sistema, se ha producido un cambio de tendencia importante. Cuando abrimos el comedor social en 2012 la gente venía con vergüenza, no quería que nadie supiese que iban allí a comer. Ahora la gente se ha acostumbrado a vivir de ayudas, a recoger alimentos, y no se quiere ‘deslomar’ por 100 euros… Muchas personas han perdido la esperanza de cambiar su situación, y no es culpa de ellas, sino del sistema».

Por este motivo, desde CEPAMN proyectan buscar nuevos usos para los huertos, utilizar esa tierra con menores, contactar con asociaciones que trabajan con jóvenes conflictivos para que puedan cuidar la tierra y obtener una compensación. «Estaría bien, incluso, tener algunos animales y crear una especie de granja escuela para que los mismos niños que vienen a Cepamn los sábados planten sus árboles y adquieran conciencia medioambiental».

En cualquier caso, la prioridad ahora es ayudar a las mujeres maltratadas a encontrar una salida laboral que las ayude a rehacer su vida y trabajar en la sensibilización y la aplicación de acciones que permitan acabar con esta lacra social.

(3-06-2014)

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