Réquiem por el hotel San Antón

cierre del hotel san antón

Las puertas del hotel San Antón llevan 21 años abiertas ininterrumpidamente. Foto: GiM

La plantilla del hotel San Antón casi al completo se despide hoy de sus clientes a lo grande. 300 desayunos por la mañana y unos 100 almuerzos. Es el último servicio de cara al público, entre los que hay habituales que esta mañana no pudieron evitar las lágrimas al dejar sus habitaciones y hacer el check out en recepción, cuenta Ramón, su director y confirman algunos de los trabajadores.

21 años de historia que cierran hoy un capítulo amargo para todos los trabajadores: 5 meses sin cobrar y las vicisitudes de una intendencia que llevan gestionando prácticamente con el dinero que entraba en la caja desde que en junio de 2014 las cosas comenzaron a torcerse en Vita Hoteliers, la última cadena propietaria del hotel que abrió Ávila Rojas en los 90.

Van de uniforme riguroso e impecable: negro con corbata y detalles naranja, con ese toque entre el orgullo y la decencia que hace a los más humildes no mostrar signos de ello en público. El maitre es todo un señor de 56 años que sobre las 12 del mediodía rondaba la mítica terraza panorámica listo para dar el que podría ser el último servicio de su carrera profesional. Hay varios empleados que superan los 50 años y que saben que, a pesar de la dilatada experiencia o precisamente por ello, será complicado volver a encontrar un hueco en el mercado laboral.

No ha hecho falta ninguna consigna ni ninguna orden. Este puente de la Constitución la plantilla del hotel, a pesar de haber sido maltratada durante meses, a pesar de saber que en dos días les espera una carta de despido y que con suerte en enero estarán en la lista del paro, ha funcionado al máximo para que los últimos clientes del hotel se sintieran a gusto. «Ellos no tienen la culpa de nada ni deben notarlo».

«Supongo que el bajón vendrá cuando echemos el cierre definitivo», comenta Ramón y confiesa que ni siquiera saben aún «cómo vamos a cerrar las puertas». «Este hotel ha estado abierto siempre. Sus puertas llevan abiertas 21 años, las 24 horas del día».

Mañana tocará hacer inventario, sellar habitaciones y pensar en una solución para la puerta y el miércoles, confían los representantes sindicales, llegará la carta de despido. «La situación es ya tan extrema que es el desenlace que está deseando la mayor parte de la plantilla«, comenta Víctor, jefe de Mantenimiento y miembro del comité de empresa. «Al menos en el paro podremos cobrar algo», sentencia.

La peor parte la llevan las trabajadoras de limpieza, que suman a las cinco nóminas impagadas otras dos que adeudaba la anterior empresa gestora del San Antón. «Tal vez con lo que hemos generado en caja durante el puente podamos cobrar agosto», comenta con el último hilo de esperanza una de ellas.

Nadie alcanza a comprender que el hotel San Antón eche el cierre. Con una ocupación media al año que ronda el 70 – 75%, una ubicación envidiable cerca del centro de la ciudad, a escasos metros del Palacio de Congresos de Granada y con fácil acceso a la autovía, es un ‘caramelo’ para cualquier empresa hotelera. Todo en una ciudad que vive del Turismo, un sector que parece estar recuperando forma.

«Necesita una reforma, eso sí», confiesa Víctor, y enumera los ‘parches’ que se han venido aplicando al hotel para mantenerlo medianamente en condiciones ante la falta de inversiones.

«No es un problema de viabilidad, sino de gestión», repite Ramón, el director, que como el resto de la plantilla se va al paro. Algo parecido vivió en el hotel Brasilia de la calle Recogidas, que en los mismos 90 que abrió el San Antón echó el cierre. Curiosamente ahora ha vuelto a ser hotel de la mano de la cadena Abades.

Ese podría ser el futuro del San Antón, caer en manos de otra empresa que lo gestione mejor. Las maniobras del propietario, Rafael Rifá, parecen encaminadas a ceder la gestión y mantener la propiedad. Pero ni a los trabajadores ni a la dirección del hotel les ha llegado información alguna al respecto. De hecho desde el verano son lo más parecido a un ‘comando autónomo’. La detención sin fianza de Josep Maria Morros, copropietario de Vita Hoteliers, por un supuesto caso de evasión de capitales, cortó prácticamente la comunicación con los diferentes departamentos que gestionaban la cadena hotelera.

Ahí comenzó el caos, un caos al que se pone fin hoy, con la peor de las soluciones posibles: 50 trabajadores al paro.

Comentarios en este artículo

  1. quiero expresar mi apoyo incondicional a Ramón y todo el personal del Hotel San Antón por su profesionalidad y su magnífica labor en todo este tiempo.Al mismo tiempo expresar mi estupor por el cierre de un Hotel de esta categoría. No hay leyes que amparen a esta buena gente?

    Angel Carmona Cuellar

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