«Muchos no, muchísimos», responde Juan Carlos Bartolomé, trabajador social del Centro de Salud de Casería de Montijo, cuando se le pregunta por la población de Norte interna en el Centro de Inserción Social (CIS) Matilde Cantos de Granada.
El elevado porcentaje de habitantes procedentes de este distrito en el CIS es una de las razones por la que los trabajadores sociales de la llamada ‘zona con necesidades de transformación social’ se han tomado el trabajo entre los internos como un barrio más de Norte.
El elevado porcentaje de vecinos de Norte en el CIS hace que los trabajadores sociales del distrito lo consideren un barrio más
Muchos de los programas socioeducativos que ahora se realizan en institutos o con vecinos del distrito, que en este caso incluye los centros de salud de Cartuja, Almanjáyar y Casería de Montijo, se han trasladado a la población penal del Matilde Cantos, con adaptaciones.
Programas como el DiNo, que trabaja en la prevención de drogodependencias a través de la promoción de hábitos de vida saludables, el Pita, que articula acciones para la prevención del tabaquismo, o el Forma Joven, una estrategia de promoción de salud en aquellos espacios donde se relacionan los jóvenes, se aplican con éxito en la población penal del CIS, según refiere Bartolomé, con cuatro años de experiencia en Norte, aunque conocedor de la zona desde los años de formación. «Hice mis prácticas con Fermín Lapuerta y estoy aquí por decisión propia», acota.
Pero el de la atención a la población penada del CIS es apenas una ínfima parte del trabajo que desarrollan estos profesionales, encargados de tramitar asuntos como la Dependencia, de los que hay una dotación especial de tres trabajadores para todo el distrito. «Hubo un tiempo de ‘vacas gordas’ en el que se abandonó la acción social y perdimos una plaza», comenta Bartolomé en una consulta del centro de Salud de Almanjáyar. Las esperanzas están puestas en el IV Plan Andaluz de Salud que acaba de ponerse en marcha y «retoma la acción social como determinante de la enfermedad».
¿Y cómo se evalúan los resultados? «Si contribuimos a que haya menos exclusión, ya es un éxito. Si contribuimos a que la marginación baje a través de grupos socieducativos donde se trabaja, entre otros temas, la autoestima, es otro éxito. Si contribuimos a que haya hábitos de vida saludable, será un éxito más», explica el trabajador social, que pone de ejemplo lo conseguido en las campañas de vacunación.
«Norte siempre ha tenido un nivel de vacunación muy bajo. Ahora ya tenemos unos índices bastante aceptables.Y eso se logra con el programa de vacuna. Cuando ya sale el caso de un niño que no se ha vacunado, vamos, investigamos, los buscamos… y casi los obligamos a vacunarse», comenta.
«Con el trabajo en la calle hemos conseguido en Norte índices aceptables en las campañas de vacunación»
Además de colaborar y participar activamente en proyectos de intervención comunitaria como el ICI, que en Norte lidera Anaquerando, o la comisión de absentismo, otro de los frentes en los que intervienen los trabajadares sociales de los centros de salud son los grupos socioeducativos, enfocados principalmente a la mujer. «Trabajamos con mujeres con bajo nivel de autoestima, con hiperfrecuentanción en la consulta, no tratadas en salud mental, y fomentamos grupos, donde se actúa con sesiones de percepción, sensación, dinámicas de grupos y estamos a la espera de ver los resultados», asegura Bartolomé, «Los dos últimos que se han hecho han tenido resultados fantásticos. Tanto éxito, que se ha trasladado el material de esos grupos a personas en exclusión que están en el CIS».
Siempre fue complicado el trabajo en Norte, más para un trabajador social, que es «la puerta de entrada de personas con problemas sociales causados por problemas de salud o con problemas de salud causados por problemas sociales». Solucionar ese problema o derivar a esos pacientes a los servicios sociales o adonde corresponda, es tarea de Bartolomé y sus compañeros.
«Estamos atendiendo a gente que jamás imaginé que vería entrar por la puerta de la consulta»
El copago de medicamentos se ha sentido especialmente en el barrio, donde uno de sus vecinos inició en señal de protesta una ‘huelga de medicamentos’ que saltó a los medios. «La gente económicamente está peor, cuando se le prescriben medicamentos que no pueden pagar, es donde nosotros entramos y tenemos que buscar derivarlo a organismos que puedan garantizarlos. Hay medicamentos que están garantizados pero hay casos que estamos derivando a ONGs que los ayudan», explica.
Pero no sólo ha sido el copago, también «muchas otras cosas». «Estamos atendiendo a gente que yo jamás imaginé que vería entrar por la puerta de la consulta. Sin embargo tenemos lista de demandas en las consultas muchísimo más grandes de las que había antes y con problemática más variada y con situaciones sociales que están afectando la salud», apunta Bartolomé.
¡Danos tu opinión!