
El barrio finalizó los actos de conmemoración de su 60 aniversario con este debate sobre sus retos futuros.
El Zaidín ha cerrado los actos de conmemoración de su 60 aniversario con una mesa redonda en la que los vecinos han analizado los desafíos a los que se enfrenta el barrio relacionados con el empleo, la inmigración o la necesidad de equipamientos públicos, como guarderías o espacios destinados a la participación ciudadana. Durante el encuentro, celebrado el 15 de noviembre, también se habló de la lucha que mantienen hoy día los vecinos de Santa Adela o la plataforma contra el cierre de la biblioteca por la vivienda digna y la cultura, respectivamente.
En el contexto económico actual, uno de los principales retos del barrio pasa por la creación de empleo y la mejora de las condiciones laborales. Aunque «el Gobierno trata de hacer creer que hay una recuperación económica que se traducirá en una disminución del paro en breve», las políticas que lleva a cabo «no solo no crearán empleo, sino que imposibilitan la recuperación», explicó Manuel Sáenz, integrante de la plataforma contra la crisis. Según detalló, en la práctica, los bajos salarios y el abaratamiento del despido se traducen en más destrucción del empleo y un empobrecimiento de los trabajadores. Esta tónica redunda en una disminución de la demanda y, en consecuencia, de la producción, con lo que no se crean nuevos puestos. A su entender, esta situación tiene un claro beneficiario: «la clase hegemónica que aumenta los beneficios a costa de la economía general y de la posible recuperación». Para afrontar esta pérdida de derechos, al ciudadano no le queda más que «unirse», «organizarse» y «salir a la calle», defendió.
Inmigración
Aparte del empleo, el barrio ha luchado -y lucha- por «la integración, el intercambio y participación» de los inmigrantes zaidineros, apuntó, por su parte, Macodou Ndiaye. La labor del centro sociocultural por la multiculturalidad es «fundamental» en esta línea, subrayó. No solo colabora con iniciativas como la Fiesta de la Interculturalidad, en la que se implican los numerosos colectivos de inmigrantes con talleres y actuaciones, sino que ofrece «clases de español, formación, charlas sobre leyes de inmigración y ayuda ante las persecuciones policiales», detalló. También los colectivos juveniles agrupados en el Local de la Ribera muestran su «indignación por la represión que sufren los inmigrantes» sumándose a protestas simbólicas como el Circulo del Silencio, agregó.
Esta solidaridad, sumada al trabajo por la diversidad, ha fomentado la participación del colectivo inmigrante, así como su implicación, lo que ha permitido «pasar de su visión como mera mano de obra» a otra de intercambio y enriquecimiento cultural mutuo, concluyó Ndiaye.
Equipamientos públicos
Tras su charla, Valentín Martos, ex presidente de la asociación de vecinos Zaidín Vergeles, habló de la necesidad de equipamientos públicos como un centro de día, un tercer centro de salud o un espacio escénico que acoja tanto las fiestas del barrio como parte de su programación cultural anual. El Zaidín lleva varios años reclamando, por otro lado, una casa de la Juventud donde «los jóvenes puedan organizarse» y otros espacios para participación, dado que el hotel de asociaciones se ha quedado pequeño, recordó.
El barrio precisa, por otro lado, de guarderías públicas, ya que «solo tiene una, por lo que también luchó en su momento», y con las plazas concertadas «no se cubre la demanda de escuelas infantiles de 0 a 3 años», resaltó Carmen Illescas, vicepresidenta de la asociación de vecinos, cuya conferencia se centró en este aspecto.
La plataforma contra el cierre de la biblioteca y la de afectados por la paralización del plan de Santa Adela repasaron, por último, sus sendas luchas y desafíos futuros. En el primer caso, el colectivo ciudadano sigue defendiendo que las administraciones asuman la gestión pública del espacio cultural con la ayuda de los vecinos, explicó Gema Vílchez Barroso. En el segundo caso, la barriada reclama respuestas sobre su futuro en una reunión con el alcalde, precisó Francisco Cortés, residente de Santa Adela. Por su parte el arquitecto Mariano Martín Civantos habló de los problemas estructurales de las viviendas, derivados de la celeridad y la baja calidad de los materiales con los que se construyeron. Para el técnico, las obras de las Inspecciones Técnicas de Edificios supondrán «un paso atrás» en la reforma integral de esta barriada, ya que sustituirán «por un lavado de cara» la «necesaria reconstrucción» de estos inmuebles, como estaba previsto.
(18/11/2013)
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