Un método para detectar el fraude en el aceite de oliva; componentes inocuos que incluidos en la dieta de los cerdos permiten reducir su grasa obteniendo una carne ‘light’; bacterias que se autoliquidan tras eliminar los residuos tóxicos que vierten determinadas fábricas; biosensores que localizan ‘in situ’ hidrocarburos en el agua sin necesidad de laboratorio, disminuyendo costes y tiempo en la detención de contaminación… Son algunas de los hallazgos patentados en la Estación Experimental del Zaidín, uno de los buques insignia en Ciencias Agrarias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pese a su importante labor científica, el centro sufre una «situación límite» y «podría cerrar en octubre» si el Gobierno no libera los 75 millones comprometidos para el funcionamiento hasta finales de año de los 100 institutos de investigación dependientes del CSIC -cinco de ellos de Granada.
Retrata la situación de «asfixia» de la EEZ Juan Sanjuán, investigador responsable del grupo interacciones planta-bacteria (Departamento de Microbiología), que estudia los beneficios y perjuicios de esta relación, un ámbito con múltiples aplicaciones para la agricultura. De su equipo, tres trabajadores que tenía previsto mantener hasta 2015 podrían quedarse en la calle en seis meses, a los que se sumaría un cuarto con una beca del CSIC a punto de desaparecer.
En esta misma encrucijada se encuentran los 17 grupos de investigación de la Estación Experimental del Zaidín, de la que dependen cerca de 300 empleos actualmente. «El CSIC ha establecido un techo de gastos para todos los centros con el que solo se garantizan los puestos hasta finales de año, pero no las nuevas contrataciones -gran parte del personal es eventual- ni la necesaria compra de material para funcionar», señala el científico.
El problema -advierte Sanjuán- es que ante los continuos recortes que el Gobierno ha aplicado al CSIC -cuyo presupuesto se ha reducido en un 40% desde 2008, unos 500 millones menos-, el organismo ha ‘secuestrado’ los fondos externos captados por los investigadores de la Unión Europea, empresas, etc. para desarrollar distintos proyectos. Este ‘corralito’ a la hucha de los científicos se ha traducido en 800.000 euros menos para el centro del Zaidín, que financió casi la mitad de sus gastos de 2012 gracias a estos remanentes. «Sin esa partida solo podemos funcionar seis meses, ya que el dinero que aporta el Estado nunca alcanza para cubrir todos los gastos corrientes. La mayor parte de los recursos externos que conseguimos, y con los que ahora no podemos contar, se dedicaba a contratos de personal, así como a financiar nuevos estudios además de otros en curso», concreta. «La situación es crítica», repara, mientras hace hincapié en los despidos, la parálisis de la investigación y la fuga de cerebros al extranjero que se avecina.
La ficha de un futbolista [Gareth Bale] supera la partida necesaria para que sobreviva el principal organismo de investigación científica de España, del que dependen 12.000 profesionales
«Estas perdidas serán irreparables para España», lamenta el científico, partidario de mantener e incluso incrementar la partida destinada a la ciencia en tiempos de crisis, «como hacen todos los países desarrollados», para «invertir en futuro». «La investigación es el motor que mueve la economía. Los países ricos no investigan porque tienen recursos. Tienen recursos porque investigan. La excusa del dinero la usan los cortoplacistas que hipotecan el mañana por el pan para hoy», se entristece.
Para valorar la precaria situación que atraviesa el CSIC, responsable de un 20% de la producción científica nacional, Sanjuán invita a comparar su presupuesto con el de los principales equipos de fútbol de país. Un dato puede arrojar luz al respecto: El Madrid acaba de ofertar 98,5 millones por Gareth Bale, jugador por el que el Tottenham pide 145 millones. Solo la ficha del futbolista galés supera la partida necesaria para que sobreviva el principal organismo de investigación científica de España, del que dependen 100 centros y 12.000 profesionales que «trabajan para generar conocimiento en todos los ámbitos».
Más allá de la necesaria liquidez para salvar del colapso al CSIC, como pide la plataforma Ciencia con Futuro en Change.org, resulta imprescindible «un plan estable de financiación para garantizar la continuidad a medio y largo plazo» de los centros, recalca la Estación Experimental del Zaidín, que depende de esta inversión para seguir cultivando un mañana en Granada.
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En el Instituto de Astrofísica de Andalucía, otro de los centros del CSIC en Granada, la situación es similar.
Aparte de lo que se menciona en el artículo, el «corralito» dificulta el cumplimiento de los compromisos internacionales adquiridos al contar, por ejemplo, con financiación de la UE, o por trabajar con centros de otros países. Esto afecta a la imagen de la ciencia española, provocando una falta de confianaza que hará más difícil la participación en proyectos internacionales futuros y la captación de fondos externos.
La fuga de cerebros (yo diría exilio más que fuga) que se menciona en el texto,no se avecina, es que ya está aquí. Ya he visto como varios compañeros se han visto obligados a dejar España en busca de mejores perspectivas de trabajo, llevándose con ellos su experiencia, su valía y su producción científica que dará crédito y recursos a la ciencia de otros países.
Marcos
Que poca conciencia tiene el gobierno! los mejores cientificos españoles, al extranjero!
Ana Maria Rodriguez Peinado