
TNT prueba sonido en el Zaidín Rock de 1985. Jesús Arias, a la izda., con su guitarra. Foto: Javier Martín
“El Zaidín Rock es un gigante con pies de barro”. La frase de Isidro Olgoso define de forma gráfica lo que sigue siendo el veterano y multitudinario festival de la ciudad de Granada que, pese a su larga trayectoria en el tiempo -34 ediciones a las que hay que restar una por una confusión en la impresión de un cartel- mantiene su lucha por la supervivencia.
“El festival de rock gratuito más antiguo de España”, como subraya Paco Burgos, uno de los miembros de la organización -la Asociación de Vecinos del Zaidín Vergeles-, resiste a los elementos con un presupuesto ajustado desde que en 2012 el Ayuntamiento de Granada y la Diputación Provincial eliminaran la consignación económica.
De los 220.000 euros de presupuesto que llegó a tener en época de vacas gordas –según apunta el responsable de la organización- se ha pasado a disponer para el desarrollo de esta edición de en torno a 70.000 que desembolsa Cervezas Alhambra y la empresa Hermanos Toro, responsable de la producción integral a cambio de la explotación de las barras, explica Burgos. También cuenta con una aportación simbólica de la Junta de Andalucía.
En su intervención durante el acto del pregón de fiestas de este año, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, se refirió a los recortes presupuestarios para justificar el ‘tijeretazo’ de raíz al festival, incluso apeló a la grandeza del Zaidín Rock: “Su gran mérito es subsistir sin ayudas y eso lo hacen muy pocos, los grandes”. Basta con consultar los gastos dedicados a festivales en el presupuesto municipal de 2014 para que la afirmación del alcalde se caiga por su propio peso.

Manuel Dabán, en la mesa del sonido. A la izda., con un radiocasete, Isidro Olgoso. Foto: Javier Martín
A los vecinos se le has llegado a negar hasta el espacio, obligándoles a trasladar en 2010 la música a uno de los recintos del PTS donde, por primera y única vez, se cobró entrada. “Los políticos nunca han terminado de creérselo” apuntaba días atrás Paco Burgos, quien ha retomado el diálogo con las instituciones para “tratar de recuperar la sintonía que el festival merece”.
Un festival con fuerte militancia rockera
Tres décadas después el Zaidín Rock mantiene “su fuerte militancia rockera”, como apuntaba hace unos días en la entrevista que concedió a GranadaiMedia José Ignacio Lapido, quien ha participado hasta en siete ocasiones en el festival del barrio -con 091 y Lapido- y encargado este año de la lectura del pregón de fiestas que dedicó a dos de las personas que más se implicaron en su impulso inicial, su hermano Javier García Lapido e Isidro Olgoso. «Manifestaciones culturales como el Zaidín Rock son bienes a conservar. Y no sólo eso. Como símbolo que es de la cultura popular de esta ciudad, a impulsar y promover con la generosidad presupuestaria que se merece», subrayó Lapido.
Protagonistas de una historia
Aquel escaparate para las bisoñas bandas del momento ha alumbrado a lo largo de estos años a muchos grupos granadinos pero también ha atraído a la práctica totalidad de la escena musical nacional y, en ocasiones, a bandas internacionales como Mano Negra, Terrorvisión, Elliot Murphy o Echo and the Bunnymen.
Para hablar de sus orígenes, nadie mejor que alguno de sus protagonistas en aquellos años. En plena eclosión del punk, el grupo TNT y la banda de rock duro Magic compartieron el primer cartel oficial del Zaidín Rock. El rock ya había hecho acto de aparición unos años antes con pequeños bolos a plena luz del día que tuvo de protagonistas a Magic, Al-Dar, el germen de lo que luego sería 091, y Alquitrán.
Jesús Arias (TNT): “Isidro canalizó la rebeldía juvenil. En esa época se respiraba un ambiente muy revolucionario”
El periodista y exguitarrista de TNT, Jesús Arias, premiado con el Gorrión de Plata que concede la Asociación de vecinos Zaidín Vergeles, recuerda de aquella primera edición la llamada de Isidro Olgoso que coincidió con la difusión de las canciones de la primera maqueta del grupo en Radio 3. “Isidro canalizó la rebeldía juvenil. En esa época se respiraba un ambiente muy revolucionario, muy rockero, pasábamos de la política”.
“Público de todas las edades nos escuchaba con mucha devoción en una pequeña plaza del Zaidín con un transformador donde se podía leer ‘No tocar, peligro de muerte’. Donde antes tocaban grupos de pachanga estaba teniendo lugar una fiesta de rock&roll”, recuerda Arias, artífice del reencuentro de TNT en 1990 en un concierto que fue grabado en una cinta de cassette y que, siete años después, saldría al mercado bajo el nombre de ‘Directo a Nadsat‘.
Javier Martín, exvocalista y posterior manager de Magic, además de organizador junto a Isidro en las cinco primeras ediciones, coincide en que en aquellos inicios asistían muchos curiosos. “La idea era promocionar los grupos locales pero, a medida que creció, se pensó en traer un grupo de fuera que estuviese sonando pero sin que todavía hubiese dado el salto a la fama dado lo ajustado del presupuesto”, explica Martín.

La banda Sesión de Noche prueba sonido en el escenario de la calle Primavera. Foto: Javier Martín
Manolo Dabán, responsable técnico en casi veinte primeras ediciones del Zaidín Rock, acumula también multitud de anécdotas de la época en la que Isidro Olgoso llevaba las riendas del festival. “En aquellos años me ocupaba de la parte técnica de los conciertos de Carlos Cano. Lo cierto es que aquellos jóvenes que se presentaron un día en mi oficina me cayeron bien y pude comprobar que tenían gran poder de convicción y el don de buscar grupos que luego triunfaban. Si ellos contrataban un equipo de tantos vatios yo acababa poniendo muchos más, aunque reconozco que el Zaidín Rock era un buen escaparate para mi negocio”.
Manolo García, cantante del Último de la Fila, acabó en la edición de 1985 en Comisaría por «cagarse en Deu»
Una de esas bandas a las que se refiere Dabán era El último de la Fila, que llegaba al Zaidín en 1985 con su primer trabajo bajo el brazo. Javier Martín recuerda que su contratación costó 200.000 pesetas. También que acabaron en comisaría porque Manolo García, en su intento de animar a una parroquia extenuada por los conciertos que le precedieron, «se cagó en Deu» en varias ocasiones y llovieron denuncias vecinales.
Juan Jesús García, el historiador del Zaidín Rock
El incidente, que no pasó a mayores, también es recordado por el crítico musical de Ideal, Juan Jesús García, sin cuyas crónicas no se entiende la historia del festival. JJG atesora infinidad de anécdotas, algunas divertidas y otras no tanto. Sobre las primeras trae a la memoria el concierto de Ilegales con motivo del décimo aniversario del Zaidín Rock, una edición que reunió de nuevo a los TNT y en cuyo cartel también aparecían Magic y un joven potente grupo llamado Lagartija Nick. «Por aquel entonces Jorge Ilegales tenía un numerito de arrojar su Fender azúl al pipa que se escondía entre el público. Se equivocó de lado y la guitarra echó a andar sola».
Destaca también la profesionalidad de José Ignacio Lapido, que no puso objeciones a probar sonido con un sol de justicia en su última participación en el Zaidín, en 2005, ya por entonces con una trayectoria consagrada; o detalles como el de Elliot Murphy que, consternado por el atentado de 2001 en las Torres Gemelas, excusó su ausencia por el dolor que le embargaba, cumpliendo su deuda al año siguiente. En aquella ocasión el manager de Amaral le obligó a recortar su concierto a 45 minutos, miserias del show business de las que parece que eran ajenos el dúo zaragonazo, en cuyo siguiente álbum colaboraría Murphy gracias precisamente a ese encuentro en los camerinos del Zaidín Rock.
¿Y el futuro?
La consolidación de un festival que, además de trampolín en el pasado para los grupos locales ha servido para dar cabida a una amplia variedad de estilos, pasa por abandonar las polémicas estériles, según opina la organización.
Los acontecimientos que se han producido en los últimos años -el «tiro de gracia» del Ayuntamiento, la reclamación de derechos de la SGAE, los litigios judiciales con los vecinos contra el ruido, los cambios de ubicación…- dejan la puerta abierta a un nuevo escenario. La idea ahora es «recuperar la sintonía» con un gobierno de la ciudad que ha admitido en el pasado, como razón de peso, que el público asistente no llenaba las urnas con la pepeleta del PP.
Paco Burgos: «No se trata de votos sino de que atraiga al público de fuera y luego recomiende la ciudad»
«No se trata de votos sino de que la gente llegue de fuera y luego se vayan y recomienden la ciudad», sostiene Paco Burgos, quien aclara que las ayudas de la administración «nunca pueden condicionar la programación del festival».
«Hay una organización y hay que dejarla trabajar. No me parece que un ayuntamiento deba opinar sobre si llevas un grupo afín a unas ideas u a otras. El político tiene que estar al margen al igual que un jefe de Estado no puede inmiscuirse en decisiones políticas».
Burgos apuesta por la gratuidad del festival si hay ayudas públicas y apoyo del sector privado, pero tampoco ve descabellado cobrar una entrada para convertir el festival en el «más barato de Europa», siempre que se ofrezca «un cartel con presencia de algún grupo internacional de cierto nivel». También echa de menos un auditorio que ponga fin al carácter itinerante del Zaidín Rock y que permita programar durante el resto del año.
El futuro del festival -con elecciones o no por delante- no está escrito pero, como dice Jesús Arias, «el Zaidín reclama desde hace tres décadas el rock como propio, es algo irrenunciable».
(13-9-2014)
Menuda delicia de reportaje.Enhorabuena. En Granadaimedia se lee lo que no encuntras en otros medios.
JuanIg
Enhorabuena, sí. También a Javier por haber guardado semejantes documentos gráficos históricos…¡y saber dónde estaban!
JG
Magnífico reportaje. Enhorabuena.
Guillermo Ortega