La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha juzgado este martes, 16 de julio, a Miguel Ángel L., acusado de homicidio en grado de tentativa, retención ilegal, robo con intimidación, tenencia ilícita de armas y un delito contra la Administración de Justicia, además de lesiones y daños. Tras el juicio, el fiscal mantiene su petición de 20 años y la defensa, la absolución del acusado.
Los hechos tuvieron lugar el 1 de abril de 2012. Ese día, según la denuncia, un grupo de personas metió a Mohamed H. a la fuerza en un Golf blanco, lo llevó a un descampado, le pegó, lo insultó, ‘jugó’ con él a la ruleta rusa y amenazó a la integridad de su familia si denunciaba.
La víctima informó de estos hechos a la Policía el 14 de abril. Lo hizo un día después de que los agentes encontraran en un Golf blanco hallado en un registro en el Poblado de Cartuja, el ticket con el que Mohamed había pagado en una gasolinera.
El caso se desencadenó tras un registro de la Policía en el Poblado de Cartuja
Este coche, propiedad de un empresario que supuestamente había sido secuestrado previamente y que no cursó denuncia alguna, estaba implicado en varios atracos a locales del cinturón metropolitano.
Cuando fue llamado por la Policía, Mohamed identificó fotográficamente y con nombres y apellidos al cabecilla de un peligroso clan del distrito Norte de Granada, según la instrucción y como ratificó en el juicio un agente que acudió como testigo. Días después, en una ronda de reconocimiento, la víctima se desdijo y no identificó a esta persona.
Fue el 3 de mayo cuando Mohamed acudió a la Policía de motu propia y puso una denuncia contra Miguel Ángel, a quien asegura haber conocido en el CIS Matilde Cantos de Granada, un extremo que el acusado niega.
La víctima asegura que Miguel Ángel lo llamó ese 1 de abril para quedar en un bar del cinturón metropolitano porque unos amigos estaban interesados en comprarle su coche, un Mini.
Fue al llegar a esa cita cuando varias personas (4 ó 5, según la declaración), lo metieron por la fuerza en el Golf blanco, le propinaron los golpes, le llevaron a un descampado y le repetían “¿tienes algo?”, mientras ‘jugaban’ una y otra vez a dispararle con una pistola de tambor en la que habían depositado una bala.
Las amenazas y el miedo
Tras ser ‘liberada’ por sus captores en otro descampado, junto al Mini con una de las ruedas pinchadas, la víctima volvió a casa y ni puso denuncia ni acudió al médico. “Por miedo”, dijo una y otra vez en el juicio, y “porque no quería más líos con la Policía”, argumentó, en alusión a una condena anterior por tráfico de drogas.
«Al principio no puse denuncia por miedo», asegura la víctima
Aunque no fue a poner denuncia, Mohamed sí pidió a su mujer que le tomara fotos, incluidas dentro del expediente. Al parecer, hay desproporción entre la gravedad de las lesiones que denuncia la víctima y las imágenes, con el parte médico que refiere «siete días no impeditivos» para su cura.
Mohamed aseguró en la vista oral y en su declaración del 3 de mayo, que recibió el 14 de abril una visita intimidatoria en su casa (y aludió a otras que se produjeron antes de esa fecha) para evitar que denunciara, pero desde ese día, hasta hoy, mantiene que a la única persona que identificó fue al acusado, que siempre actuó “a cara descubierta”, mientras el resto cubría su cara.
El relato de los hechos es sumamente complejo y hasta el propio fiscal considera que es “la declaración de la víctima”, lo único en lo que se sustenta la acusación contra Miguel Ángel L. Pero alerta sobre el peligro de que “unos hechos tan graves queden impunes”.
El fiscal alerta del peligro de que hechos tan graves queden impunes
La defensa intentó sin éxito a última hora aportar una testigo que presuntamente podía corroborar la coartada del acusado, que asegura no haberse movido del bar donde estaba de fiesta en las horas en que ocurrieron los hechos.
Falta de pruebas
El letrado se apoyó precisamente en la falta de pruebas durante sus conclusiones: “El Golf blanco, las llaves y las armas no se hallaron a mi cliente sino a otras personas que no están en esta sala”, recordó, y aludió a que en ese coche no se encontraron restos de su defendido, que se sometió a pruebas de ADN.
Ni la Policía ni la Fiscalía han podido encontrar un vínculo entre el acusado y el peligroso clan del distrito Norte al que la Policía Nacional incautó el Golf blanco y las llaves del coche, además de armas largas y cortas.
Para la defensa, el acusado no es «el eslabón débil», es «al que le ha tocado la china»
Para el fiscal, que insistió en la «linealidad de la declaración de la víctima», Miguel Ángel, «sirvió de anzuelo», es el “eslabón débil” de un proceso en el que “los fuertes” no están sentados en el banquillo “porque no hemos encontrado los suficientes datos para traerlos aquí”.
Para el abogado de la defensa, del bufete Gómez-Sousa, no ha existido tal «linealidad», dado que Mohamed «ha dado hasta cinco versiones de los mismos hechos». El letrado entiende que su cliente no es el “eslabón débil”, es “al que le ha tocado la china”.
En una o dos semanas, la Audiencia Provincial debe dictar sentencia.
(16-07-2013)
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