Ya llevaban tanto tiempo que casi el ojo del vecino del Realejo se había acostumbrado a ellos -como a otros-. Los grafitis que decoraban (por usar un verbo) el exterior y el interior del parque del Cuarto Real de Santo Domingo han pasado a mejor vida, unos eliminados por las máquinas anti pintadas de Inagra y otros cubiertos con una capa extra de mezcla, ya que eran tan profusos y estaba tan adheridos que intentar borrarlos habría sido una utopía. Ahora falta volver a pintar esos muros exteriores de blanco y terminar de darle un repaso al interior del parque, que lo necesita. Esta acción de los servicios municipales se realizó la semana pasada y corre paralela a la restauración del propio Cuarto Real de Santo Domingo y su apertura al público, que, si las fechas fueran correctas, ya debería estar en marcha con vistas al próximo verano.
(12/8/2013)
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