
El dibujante Howard Chaykin pidió conocer la zona de los fusilamientos de la Guerra Civil.
Howard Chaykin no supo quién era su padre hasta ser ya un adulto maduro, tras la muerte de su madre. De camino a la carretera de Alfacar se define como “un bastardo, metafórica y literalmente” y se ríe. Luego explica que sus abuelos llegaron a Estados Unidos en 1908, huyendo de los progromos antisemitas en Europa Central. Que parte de la familia que les quedaba allí fue exterminada durante el Holocausto nazi y la que quedaba murió a manos de Stalin. “Un bastardo judío”. “Como en la película de Tarantino”, le responden.
Silvia González, documentalista de la Asociación Granadina por la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH), le explica que lo lleva camino a un paraje del municipio de Víznar que Agustín Penón bautizó como “el Auschwitz de Víznar”. El escritor había visitado, antes de venir a España, los parajes de Polonia y Ucrania donde se cometieron matanzas de judíos tanto por parte de alemanes como de rusos. El dibujante le señala a Silvia que es precisamente de donde provenía la familia de sus abuelos.
Un viejo pistolero del cómic
Chaykin, nacido en Nueva Jersey hace 71 años, es un viejo pistolero del cómic norteamericano que ha dibujado en su momento a los principales superhéroes de Marvel y DC, aunque hoy reniegue un poco de ellos. Especializado, por gusto, en el tebeo de aventuras clásico y en los años 50, su militancia antifascista es tan conocida como su tendencia a la polémica -con portadas de cómics de creación propia controvertidas por su representación del Islam.
En Granada para el Salón del Cómic, la organización contactó con la AGRMH cuando pidió conocer la zona de los fusilamientos de la Guerra Civil, con un reportero de GranadaiMedia como traductor improvisado. Y también, a veces, innecesario. Chaykin, criado en el Nueva York de los 50 lleno de migrantes cubanos y portorriqueños, chapurrea un español de guerrilla, en el que fallan las conjugaciones pero que le permite entender a grandes rasgos muchas explicaciones de González.
Interés por todas las víctimas
En la misma medida que se muestra cansado de los superhéroes -no le gusta que le recuerden sus etapas con Batman o Lobezno- recuerda como Marvel le rechazó una aventura de su personaje Dominic Fortune ambientada en la Guerra Civil.
La primera parada es el muro del cementerio de San Jose, donde el diseño del Memorial a las Víctimas y las cifras de casi 4000 muertos sorprenden al visitante. Chaykin, curiosamente, al contrario del prejuicio ante el extranjero que pregunta por la Guerra Civil en Granada, no parece interesado en Lorca. Sí pregunta por las razones de los fusilamientos, los bandos dentro cada lado -“¿había más comunistas o socialistas? ¿mataron a más autoridades o campesinos?”-.
Al Barranco de Víznar Chaykin llega renegando de la invasión de turistas “trumpistas” a su actual residencia, en Ventura, California. “No me extrañaría que en dos ó tres años en Estados Unidos tengamos una segunda Guerra Civil”. Su español de voluntario recién llegado a las Brigadas Internacionales le basta para entender algunas de las placas que recuerdan a los allí enterrados.
En los trabajos de la pasada primavera de la AGRMH en Víznar se encontraron restos en varias de las fosas ya localizadas que se retomarán en los próximos meses, cuando lleguen las autorizaciones pendientes.
Una confusión en la traducción lleva a Chaykin creer que parte los permisos para las exhumaciones dependen de la Iglesia Católica. Acaba confesando su propio ateísmo, aunque se sigue considerando judío “un club del que no puede dejar de formar parte”. Un humor negro que se traduce en la recomendación para Silvia del libro ‘People loves dead jews’ -”a la gente le gustan los judíos muertos”- de la periodista Dara Horn.
‘Rezando’ para que no se repita
Chaykin, con fama de crear personajes hipermasculinos como su American Flagg!, mezcla de burla y reivindicación del héroe pulp de los años 30, polémico por su tratamiento de la multiculturalidad y con su pasado familiar de tíos que contrabandeaban armas para el nacimiento del Estado de Israel, se marcha de Víznar con un ejemplar de ‘El asesinato de García Lorca’, de Ian Gibson, cortesía de la AGRMH.
Estos días el neoyorquino será una de las estrellas del 26 Salón del Cómic de Granada, al que ya asistió hace 12 años. También como un personaje de Tarantino, se queja del café y se interesa por cuántas familias de fusilados y desde qué procedencia suelen hacer la misma visita que él este miércoles.
Lamenta, dice, formar parte del cada vez más reducido grupo de quienes recuerdan, quieran o no, las carnicerías del siglo XX y rezan, desde el ateismo, porque no se repitan.
¡Danos tu opinión!