«El boxeo me enseñó muchas lecciones»

Aunque el pasado como boxeador de José Julián Romero no es muy conocido, el empresario del Zaidín protagonizó muchas crónicas deportivas de los 70 como púgil aficionado. En aquella época se sucedían las estirpes de boxeadores del barrio, donde se celebraban combates cada viernes.

José Julián Consulting

José Julián Romero, junto a los trofeos del CB Granada y el cartel de uno de los combates que disputó.

Aún no había cumplido los 15 años cuando José Julián Romero, conocido en Granada por su trabajo al frente de JJ Consulting, se enfundó los guantes de boxeo para disputar su primer combate público en Padul. Lo organizaba Rejón I, un afamado púgil del Zaidín, su barrio natal, donde el boxeo pegaba fuerte en la década de los 60 y los 70. Aquella primera confrontación, que acabó ganando, daría paso a más de 40 oficiales con la federación.

A pesar de que muchos ignoran el pasado del promotor zaidinero como boxeador, el que fuera presidente del CB Granada, protagonizó muchas de las crónicas deportivas de la época como púgil aficionado. Entre las fotografías de su oficina aún cuelga el cartel del combate que disputó en la plaza de toros junto a un combinado de boxeadores contra la Selección de Ghana.

Por aquel entonces se celebraban peleas cada viernes en cines de verano del Zaidín como el Azul o el Montecarlo. Las estirpes de boxeadores del barrio -como los Caballero, los Rejón o los Poteto, llamados así porque eran vendedores de frutas – triunfaban sobre el cuadrilátero.

licencia de boxeador de Julián Romero.

licencia de boxeador de Julián Romero.

Su creciente admiración por los combates y su aún mayor afición por el deporte –en su adolescencia combinaba carreras de fondo, baloncesto, salto de longitud y lanzamiento de peso, entre otras disciplinas- llevaron a Julián inscribirse en el gimnasio de boxeo que inauguraron en la calle Cataluña. “Allí aprendí mucho de veteranos como Quintana o Rejón. Además, teníamos un entrenador, el Tigre del Humilladero, que era del Zaidín”, recuerda Julián, que en su debut demostró “mira por donde” que se le “daba bien”.

La vida te pone contra las cuerdas tanto como el boxeo

“Era más bien técnico. Decían que tenía mucho aguante y fondo. Lo que más me preocupaba era la preparación, cosa que con 14 años no es difícil porque si algo sobra a esa edad es energía. Entonces me hacía cinco o seis asaltos de comba”, reconoce el emprendedor zaidinero. “Todavía salto, aunque ya no aguanto un asalto”, confiesa entre risas. También conserva “los guantes y un punching bag” y cuando sale de viaje suele visitar algún gimnasio para que el saco le sirva de “distracción y desahogo”.

Julián (derecha) junto a uno de sus rivales en el cuadrilátero

Julián (derecha) junto a uno de sus rivales en el cuadrilátero

Como todo aficionado, comenzó ganando 350 pesetas compitiendo. Entonces lo patrocinaba Tejidos Jorge, un establecimiento del Zaidín cuyo nombre paseaba impreso en su bata allí donde peleaba. Tras competir con la Selección Española el ‘salario’ se elevó a 2.000 pesetas por combate. “En aquellos tiempos (década de los 70) se trataba de una suma considerable. Equivalía, de hecho, a lo que ganaba un albañil por trabajar toda la semana”, señala. En su caso –añade-“competía por gusto, no por dinero”.

Y aunque, como dice el refranero, «sarna con gusto no pica» , lo cierto es que boxear tampoco era un camino de rosas. Para comenzar, había que recorrer cientos de kilómetros antes de los combates. “Con esa edad no me había subido en muchos coches y las carreteras no eran las de hoy. Cuando íbamos a ciudades como Nerja o Algeciras por el camino nos habíamos mareado 20 veces y llegábamos hechos piltraca. En cuanto acabábamos, de nuevo al vehículo y de vuelta sin comer, descansar ni nada”, detalla Julián, para el que «en nada” se parece la realidad del ring a la ficción “exagerada” de las películas sobre este deporte. “Cuando se llega a determinados golpes hay que parar los combates, cosa que ocurre en el boxeo amateur o aficionado. Por el contrario, en el profesional hay un gran interés económico en juego, y suelen llegar al límite, lo que provoca que algunos terminen muy tocados”, advierte. De ahí que dejara de seguir, como acostumbraba, el boxeo profesional. “Lo veo como un negocio, por eso no me gusta. Sí me encanta como deporte”, resalta.

Julian promete

Crónica aparecida en un diario en los 70

Claro que, por más que en su época como boxeador aficionado explicara a su madre que se trataba de un deporte sin riesgos, resultaba imposible alejar de su mente las típicas escenas de cine en las que el protagonista quedaba KO, tras bruscos golpes en cámara lenta que lo dejaban con más sangre sobre que dentro del cuerpo.

“Mi madre lo llevaba fatal. Cada vez que llegaba con un ojo hinchado me echaba unas broncas…”, relata el empresario, que recuerda el combate contra la Selección de Ghana como uno de los más duros que disputó. “La gente gritaba venga Julián que es tuyo. Yo no paraba de dar golpes, pero mi rival ni se movía. Entonces me dio una galleta que vi las estrellas”, relata sin perder el buen humor.

La izquierda y un aguante al que pocos hacían sombra eran sus fuertes sobre el cuadrilátero, donde nunca lo acompañó el miedo –“sí la inseguridad” si no se había entrenado lo suficiente, algo usual en sus últimos años como boxeador, cuando compatibilizaba los combates con estudios y trabajo. Su estrategia en el ring era “esperar”. “Tenía que ver al contrario con la guardia muy baja para atacarlo. Cuando llegaba mi momento, que siempre solía ser en el tercer asalto porque estaba fresco y mi contrario fundido, remataba”, según describe.

Pese a su pasión por el boxeo, tuvo que abandonarlo por falta de tiempo. “Me matriculé en empresariales y, aunque seguí entrenando y combatiendo ocasionalmente, era muy difícil compatibilizarlo con los estudios”, concreta Julián, que trabajó como docente tras finalizar su carrera. Poco después creó la asesoría fiscal JJ Consulting en la que prestaba servicios a grandes constructoras como Ávila Rojas hasta que montó la suya propia. “Aunque se me conozca como promotor, hago muchas otras cosas”, resalta, poniendo como ejemplo Lorgen, compañía de genética de la que es accionista.

Los combates que disputó en su juventud –afirma– le “enseñaron muchas lecciones” que posteriormente ha aplicado a la vida, “como a seguir ahí y aguantar, pese a verte casi impotente en algunos momentos”. Porque la vida –ya sea “la empresarial o incluso la familiar”, confiesa– “te pone contra las cuerdas tanto como el boxeo. Es ahí donde demuestras tu capacidad de superación”.

(12/06/2013)

Comentarios en este artículo

  1. […] del Zaidín protagonizó muchas crónicas deportivas de los 70 como púgil aficionado. Ésta es la historia como boxeador de JJ Romero muy bien contada por Lorena Moreno pa ra […]

    Granada despierta con menos becas y peso turístico | Granada despierta
  2. Me has hecho recordar viejos tiempos y alguna que otra sesión de entrenamientos (Guantes) en el gimnasio del Zaidin

    martinico
  3. Te tenias q ver como tu sobrina

    Antonia

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