Juanpe / La Tortillera: «El Orgullo se lucha desde la visibilidad»

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Juanpe, propietario y cocinero de La Tortillera. Foto: Ángela R. Bonachera

“En octubre La Tortillera hace cuatro años en el barrio y me he comido de todo: la pandemia, las crisis… todo lo que podía pasar, y con buen humor. Pero hay veces que no. El día 25 llegué y vi que me habían vuelto a romper las banderas del escaparate, abrí, llegó un cliente que le pegué un bufido aunque él no tenía la culpa…”.

Juan Pedro, o más bien Juanpe, es el dueño y cocinero de La Tortillera, local de comida casera para llevar en la calle Capuchinas, a la espalda de La Romanilla y el Centro Lorca y a medio camino de la Plaza de la Trinidad y el Botánico. El pasado 17 de junio decoró su local para el primer concurso de decoración de escaparates de establecimientos comerciales y hosteleros por el Orgullo LGTBI que organizaba este año el Ayuntamiento. El 18 se encontró que alguien había arrancado una de las dos grandes banderolas que había colocado en la parte más alta.

“No me lo podía creer, porque mirad lo alto que está”, señala. “Pensé que había sido un borracho y llamé a un amigo, que me ayudó con la escalera, y volví a ponerla, esta vez más alta. Pues bueno, llego el día 25, que el 24 encima había sido mi santo, y me lo encuentro otra vez”. En una parte del letrero de La Tortillera, de hecho, se pueden ver los dos ganchos violeta de un extremo de la bandera. “Son más de tres metros, o lo han hecho entre dos o se han subido a un bolardo”, lamenta.

Juanpe publicó en las redes de su tienda el hecho, anunciando que pensaba denunciar y lamentando el ataque. En ese momento pensaba no volver a colocar nada más por si el hecho se repetía. “Ya estoy menos enfadado, dentro de lo que cabe. Los enfados me duran poco. Eso es muy bueno para la salud”. Ahora planea volver a una nueva bandera, aún más alta, para el desfile oficial del Orgullo en Granada, el viernes 1 de julio. “No lo quiero decir con la boca muy llena. Lo mismo no venga luego otra vez, pero mi idea es dejarlo todo julio para que al que no le guste, se fastidie”, dice, medio en serio medio en broma.

Aún no ha denunciado porque la Policía le advirtió que al no existir destrozo físico del local, solo decoración, no constituía delito. Esa zona de la calle Capuchinas no tiene cámaras de seguridad y es complicado identificar al culpable, así que en principio la denuncia, que aún se plantea, serviría para que si hay un nuevo ataque se investigue y se pudiese imputar a la misma persona toda la responsabilidad si se desmotrase que se trata siempre de la misma.

El primer concurso de escaparates LGTBI de Granada

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La Tortillera tiene habitualmente un escaparate reivindicativo. Foto: Ángela R. Bonachera

Lo cierto es que de manera habitual La Tortillera ya tiene un escaparate muy reivindicativo, con una pegatina de Gaysper, el fantasma del arcoiris LGTBI -«Me la hice el primer día yo mismo y luego repartí entre los clientes”-, un cuadro de Epi y Blas, de Barrio Sésamo, y una televisión en la que, en el momento de este entrevista, Juanpe emite escenas de Brokeback Mountain. “Mi negocio es muy gay. Yo intento normalizar la idea de que lo gay es como cualquier otra cosa que haya en el barrio. Así que decoro mi escaparate y pongo la bandera por el Orgullo”.

Cuando se anunció el concurso municipal, al estilo de los que existen ya para Las Cruces o Semana Santa, Juanpe habló con algunos amigos que también tenían pequeños negocios por el centro y decidieron presentarse. “Queríamos decorar todos y que fuese una cosa alegre, divertida… y mira, pues toma”. Aún así celebra que se hayan presentado hasta 18 locales del Centro.

El primer premio ha sido para la Peluquería The Crew, en la calle Párraga, seguida del local de Arquitectura Yedra, vecinos de Agua, del Albaicín. Tras ellos, la Pensión Princesa, de calle San Matías, precisamente regentada por uno de los amigos de Juanpe. También celebra el accésit para La Buhardilla, la tienda de ropa vintage de calle Trinidad, que ha decorado su escaparate con fotos de los vecinos y vecinas besándose y abrazándose. El último reconocimiento ha sido para Tremenda Librería, en la calle Molinos del Realejo.

La Tortillera, vecina del Centro

“A mí es que el barrio me gusta. Eso de que vengan los clientes y me digan ‘ay, hace mucho que no como nosequé’, ‘pues te lo hago el jueves’, ‘ay, que bien’”, nos explica Juanpe, con una sonrisa. “Aquí come todo el barrio. Ahora en verano menos, por el calor, pero mis comensales son los vecinos. En invierno, que hago mucha cuchara, el cocido no dura, y las lentejas son famosas”. En el rato que pasamos con él, justo a su hora de comer, las 16.30 de la tarde, pasa un habitual a comprarle un par de botellas de gazpacho y también le vende natillas a unas turistas.

Juanpe es de Almería, pero lleva 34 años en Granada, desde los 21. “Estudié mis tres primeros años en el Colegio Universitario de Almería, porque entonces no existía ni la Universidad de Almería, y me viene a Granada a estudiar los dos últimos años y trabajar. Soy filólogo clásico, aunque haya acabado cocinando, porque la vida te lleva por donde quiere y no por donde quieres tú. Pero bueno, eso, cocina clásica”, bromea.

Cuando le preguntamos por la pandemia y la comida para llevar, antes de que asumamos que le ha podido ir bien, aclara: “yo no tengo reparto y donde antes estábamos cinco de comida para llevar igual ha habido estos dos años 20 ó 30, porque los restaurantes han puesto sus servicios para llevar”. Eso sí, las mismas redes en las que denunció el ataque a su escaparate las usa para promocionar: “he puesto un contador de croquetas que empezó cuando abrí, las que hago las voy sumando y ya pasó de 11.000. La número 10.000 me la comí yo para celebrarlo, a ver a quién le toca la 20.000”.

Visibilidad, la receta contra la homofobia

Antes tenía La Tortillera más arriba, en La Romanilla, pero se cambió al local de Capuchinas para tener cocina propia, ya que tenía extracción y los permisos. “Estoy intentando crecer un poco pero ahora mismo la situación es complicada”, suspira, como muchos autónomos del centro.

Ante la pregunta, después de tantos años aquí, de si Granada es homófoba, Juanpe responde encogiéndose de hombros: “No es Granada. El mundo es homófobo. Lo que pasa es que cuando la gente lucha para conseguir algo, lo logra. La visibilidad es lo mejor. Si se lucha, tiene que ser desde la visibilidad” explica, precisamente tras participar hace poco en una campaña de sensibilización del Ayuntamiento.

“No se debe consentir que te ninguneen y te maltraten por cómo eres. Todo el mundo se merece un respeto, incluso quienes no respetan a los demás. La gente en general es voluble y a veces cambia según quién gobierna o lo que ve en la tele. Por eso apuesto por la visibilidad. Tengo muy claro como yo soy y como es mi vida, y al que no le guste, el problema lo tiene él, no yo. Yo quiero a todo el mundo y, como cualquiera, lo que no quiero es que me hagan daño a mí ni a nadie que yo quiera”, concluye.

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