Con el tiempo se llega a pensar que la ceguera, la del hombrecito de Google y la de las administraciones, es a caso hecho. La realidad que habita dentro de la cuña que forman las calles Pedro Machuca, Casería del Cerro y Fray José Sánchez Cotán es el trozo de un pastel que nadie quiere comerse.
«No hay derecho», se lamenta una y otra vez Jesús Guerrero, presidente de la asociación de comerciantes de La Paz y sale de su bar Suliky a la plaza Blas Moreno a enseñar «lo que no es de recibo». Los alcorques sin terminar, los árboles sin podar y suciedad, de esa que se acumula cuando no se limpia habitualmente. «Y eso que hoy han barrido», comenta.
A Jesús y a otros vecinos que suelen quejarse en la Junta Municipal del distrito Norte de la suciedad del barrio, le respondió el concejal de Educación y Empleo y alcalde del barrio con un informe elaborado por Inagra de sus intervenciones para adecentar el barrio… o más bien su periferia, porque dentro, lo que se dice dentro de La Paz, hace falta la brigada antichicles.
Hay jardineras y alcorques que acumulan mucha mierda literal y figurada y frente a la guardería del barrio hay cacas de perro suficientes para fabricar biogás:
«Los de Inagra dicen que la mierda de los perros no es cosa suya y ahí lo dejan», critica Jesús, que reconoce que detrás hay actitudes incívicas de los vecinos pero «lo más importante es velar por la higiene de un lugar por donde pasan niños».
Al parecer tampoco son competencia del servicio municipal de limpieza las jardineras. «Se limitan a podar las plantas cada cierto tiempo», comenta Dolores Hernández, que tiene muy cuidada la parte de jardín que da a su casa. «A mí me gusta el orden y la limpieza, así que mantengo limpio mi trozo de jardinera y de acera». Otro vecino tercia: «El Ayuntamiento debería pagarle por el trabajo que hace».
Viendo el estado de las otras jardineras, es fácil darle la razón al vecino de Dolores. Unos metros más allá, son evidentes las consecuencias del abandono.
Pero los problemas de La Paz no se limitan a la limpieza. El barrio recuerda tanto su supuesta condición de provisionalidad, que hasta los árboles crecen en medio de las calles, muchas aceras no llegan a medio metro y están atravesadas por postes de electricidad y algunas, incluso, están sin asfaltar.
El tocón de la foto lleva meses ahí. Lo cortaron tras una visita del alcalde y ahí sigue, como si formara parte de la gymkhana de supervivencia que deben afrontar los vecinos de La Paz. ¿Es usted de la oficina del alcalde?, indaga una señora mayor que vive frente al tocón. «A ver si nos arreglan esta calle, que ya me caí hace unos días y me hice bastante daño».
(16/07/2012)
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