La protagonista de esta historia es una perra. Una perra que se llama Lola y que en abril cumple once años, pero que hace un mes pareció que no los iba a llegar a cumplir. Hoy pasea feliz y pizpireta, por el Paseo del Salón o el Cuarto Real de Santo Domingo, acompañada por su dueño. Once años ya es una edad y no puede subirse al banco de un salto, pero se mueve con mucha soltura. Lola no se ha terminado de enterar de que se ha hecho famosa para muchos vecinos del barrio que han estado pendientes y han colaborado en su recuperación, y con ella en la de su dueño, Paco. Porque como todas las buenas historias, lo mejor está detrás del personaje protagonista, y esta tiene que ver con lo importantes que son las mascotas para los vecinos mayores y tiene que ver con la solidaridad en las distancias cortas. Vayamos por partes.
Fue el pasado 9 de febrero cuando una vecina del Realejo, promotora de la Asociación Solidarios con los Animales, Lourdes, se encontró con Paco Larios, granadino de toda la vida, apenado y sin su inseparable perra. Lola se había llevado un golpe y sufría un pinzamiento en la columna que la había dejado paralizada. No se movía, ni un pelo, y tampoco comía, y el veterinario al que la había llevado en brazos no le daba mucha solución. Lourdes intervino e involucró a otro centro veterinario, Campanilla, que también se volcó en el caso. Había pinzamiento e infección, por lo que la recuperación era delicada.
Los días que Paco tuvo que pasar en casa solo mientras Lola estaba ingresada en la clínica se le hicieron eternos. Él nació en el Albaicín y se crió en ese barrio. Es un florista con muchísima experiencia, que sabe lo que es recoger cientos de violetas en un prado para preparar ramilletes para vender. Su familia tuvo durante 20 años uno de los kioscos de flores de Bib-Rambla. Su mujer en aquellos tiempos, no era nada más y nada menos que Amelia, conocidísima en el barrio y en la ciudad e inmortalizada por el Niño de las Pinturas justo bajo el balcón donde vivió. De su ex pareja, de la que se había divorciado hace muchos años, Paco puede recordar muchas cosas, pero ante todo recuerda lo hermosísima que era de joven. Ella vendía los ramilletes que él montaba, día tras día. Tras el divorcio siguieron caminos separados.
Lola apareció en su vida hace diez años, cuando uno de sus nietos se encaprichó de una cachorrilla que no podía mantener. Se la quedó y hoy por hoy daría cualquier cosa por su mascota. Ciertamente, ambos se necesitan, y en este caso, necesitaban ayuda, porque Lola y Paco forman una familia humilde en la calle Solares.
Solidaridad vecinal
A partir del primer ingreso en la clínica de Lola, que no se tenía ni en pie, Lourdes inició una serie de entradas a modo de diario en su perfil de Facebook, que ha acabado siendo seguido por docenas de vecinos. Se han hecho públicas sus radiografías, diagnósticos, recetas, avances, facturas, y no han sido pocos los que han aportado dinero para sufragar estos gastos, incluso sobra un poco para pienso de calidad. «¡Lola tiene un auténtico club de fans! Hasta me ha llamado una peluquera canina de la Chana, para decirme que la llevemos cuando queramos que le corta el pelo», comenta Lourdes. También actualizaba el estado del propietario, porque de tanto cuidar a su mascota enferma se acababa descuidando él, y tenían que comer bien los dos.
El 12 de febrero ya estaba en casa. Fue un proceso largo, en el que Lourdes, con la colaboración de sus contactos de Facebook, estuvo pendiente de la evolución de ambos y le recordó a Paco a diario qué medicinas tenía que tomar la perra y en qué cantidad, visitándole porque le tiene cerca. Poco a poco fue reaccionando a estímulos y el 21 de febrero, Paco dio la buena noticia: Lola había dado un paso. Siguió progresando y hoy ya es capaz de bajar al Paseo del Salón a darse una buena vuelta con su dueño. Más felices que todo. Si se los cruzan, ya saben cómo se llama y lo importante que es esta perra para Paco y para más gente.
(17/03/2014)
Lourdes es el ángel que apareció en la vida de esta peculiar pareja no queremos ni pensar que triste uviera sido esta historia sin Lourdes
Manuela langa cuenca
¡Que felices se les ve!
las doce patas