«Esto es como un circo: siniestro y divertido a la vez». La frase es de José Daniel Campos, uno de los seis arquitectos que, convocados por la iniciativa ¿Qué hacemos los arquitectos españoles?, debatieron este jueves, en el Colegio de Arquitectos de Granada, sobre el estado de la profesión desde diferentes ángulos.
«Venimos desde la locura», apuntaba José María Echarte, del colectivo n+1. Pero las perspectivas no son demasiado alentadoras. Con la Ley de Servicios Profesionales (LSP) al inicio de su trámite parlamentario, los arquitectos andan preocupados: el borrador de la LSP abre la vía para que otros profesionales, además de los arquitectos, firmen proyectos de construcción que necesiten visado. La locura… o la puntilla para una profesión muy tocada tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Sólo hay que echarle un ojo a las últimas cifras compartidas por el sindicato de arquitectos, de las que también se habló en el encuentro: el 71% de los profesionales están en situación de precariedad y hay quien «trabaja de cualquier cosa para sobrevivir» y luego ejerce la arquitectura «en los ratos libres».
El anticipo de «lo que podría ser», de las consecuencias de la LSP, se está viviendo con los certificados de eficiencia energética, que puede emitir desde un arquitecto hasta un instalador técnico, o las inspecciones técnicas de edificios (ITE). Y todos tirando los precios para conseguir el trabajo. ¿Para qué sirven las primeras, por cierto?, se preguntaba Campos.
Se habló de canibalismo y la decana del Colegio de Arquitectos, Marta Gutiérrez, lo ilustró con la famosa imagen de Saturno devorando un hijo, pero sobre todo se insistió en la responsabilidad de los propios profesionales y de los colegios en esta situación.
Porque en medio de todo este panorama siguen existiendo ‘artistas’, esos que representan el 5% de la profesión y que visan el 50% del volumen de las obras que se construyen, según cifras compartidas por la decana del colegio. A veces a base de mano de obra esclava, apuntó Echarte, que también citó el escandaloso y extremo asunto de las obras para la Copa del Mundo de Qatar.
Son esos arquitectos y «las estrellas» los que suelen estar en la cabeza de los ciudadanos cuando oyen hablar de arquitectura, pero la profesión también es algo más.
José María Galán analizó «desde una torre de marfil» (aunque pidió permiso para subirse a ella) el vínculo arquitectura y arte, una relación «que los arquitectos decidimos romper tras la II Guerra Mundial». Galán habló de nuevas profesiones y se refirió a campos como el de los videojuegos en el que algunos arquitectos están encontrando una salida… también con los cupcakes.
La profesora Juana Sánchez explica este concepto de reinvención (que no a todos gusta) desde la cotidianidad. Ella considera interesante aprovechar el talento y la pasión y conjugarlo con la formación. De esa mezcla surgió uno de sus últimos proyectos, juanacadabra.
Al inicio del debate, la decana del Colegio de Arquitectos de Granada aseguraba que hasta hace bien poco ella estaba en «la periferia» del gremio, que de un tiempo a esta parte se ha situado en el centro. Esa fue un poco la percepción del debate: que ahora el meollo está en otros profesionales hartos del estigma y que no están dispuestos a seguir callando…
El de ayer fue el primero de los encuentros organizados por la iniciativa QHLAE y que pretende seguir ahondando en el debate, no sólo a través de mesas presenciales, también a través de las redes sociales. Si tienes algo que aportar, puedes seguir la iniciativa en Twitter y en Facebook.
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(11-10-2013)
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