Vecinos de Rey Badis, La Paz y otros barrios del distrito Norte de Granada se han manifestado esta tarde pidiendo justicia tras el doble asesinato del martes, 28 de febrero. «Tatín, Joaquín, esto va por ti», coreaban los manifestantes, aproximadamente unos 500, que fueron hasta la Subdelegación del Gobierno en una concentración que transcurrió sin incidentes.
La marcha la encabezan los familiares de Joaquín hijo y Joaquín padre, víctimas, presuntamente, de los disparos de Israel, un vecino de la misma escalera que días antes había sido detenido tras disparar a un coche ocupado por una familia y el juez de guardia lo había puesto en libertad con cargos. Contra la actuación de ese juez también iba la manifestación. Los vecinos cuestionan la decisión y aseguran que, de haber actuado de otra manera, se habría evitado el doble crimen.
«Se veía venir», aseguran una y otra vez los vecinos, que desde el principio han apuntado a la peligrosidad del supuesto homicida dado que tenía armas y las probaba en la misma plaza de Rey Badis. Al parecer, se habían efectuado varias llamadas desde el barrio alertando del peligro, pero no consta ninguna denuncia. El miedo impedía que los denunciantes se identificaran en las llamadas a los agentes.
Pero hoy no había miedo entre los vecinos concentrados. Más bien indignación. Quieren la pena máxima y que se haga justicia con Tatín y Joaquín, «dos buenos vecinos del barrio de toda la vida».
En la protesta también se puso de manifiesto el descontento con la demora del 061 en llegar. Joaquín hijo murió prácticamente en el acto, pero el padre tenía aún vida cuando llegaron los profesionales sanitarios y murió en el traslado al hospital. Asegura José Luis, hermano e hijo de las víctimas y testigo de los hechos, que 25 minutos después de los disparos. «Nos debes una vida», decían los vecinos a «la ambulancia», que no suelen entrar en estos barrios si no es con escolta policial.
«Los del barrio tenemos el estigma de que somos delincuntes y nos quieren tratar como animales. No somos animales, somos personas trabajadoras y no vivimos en otro sitio porque no nos lo podemos permitir», aseguraba frente a la Subdelegación del Gobierno José Luis, visiblemente emocionado.
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