Ayer llovía. Sostenía la taza del primer café mirando por la ventana del patio asombrado por la belleza de las campanas rosas. Tenía un perro acomodado en los pies y una gata ronroneando alrededor. Una taza de café caliente y una libreta con el plan del día: sobrevivir, esperar.
A. viene a recoger ‘Antifa’ y me pregunta por cómo veo el panorama. Le digo que creo que el mayor logro de la democracia española —tan joven, menos de cincuenta años— ha sido crear una administración del Estado que funciona relativamente bien y es independiente del poder político y que eso es una salvaguarda para nosotros, para la gente normal. Es decir, las médicas te curan si te pones malo y los profesores le dan clase a nuestros hijos. El sistema funciona, así en general. Incluso para la represión, el poder se suele atener al procedimiento reglamentario: puede haber un Alsasua o unos titiriteros pero ya no vemos un saqueo en Rentería.
Acabo la frase y noto que se sorprende. Yo también. No estoy seguro de hasta qué punto es eso cierto y basta repasar la prensa —la escrita no, que ahí hay unanimidad— para ver cuánto queda por mejorar. Dos ejemplos: la jueza de Madrid tiene que archivar el absurdo caso del 8M (pero lo ha iniciado, ha creado titulares y capturas para cadenas de Whatsapp) y los contrapoderes han funcionado. Y hay abierta una vía sorprendente por la que 29 diputados y diputadas pueden perder el escaño (o ser nulas las votaciones en las que han participado) por no prometerlo como personas de bien: sería un escándalo que representantes populares perdieran su mandato por una fórmula más o menos protocolaria. Detrás de todo esto una pregunta: ¿cuándo va a aceptar el PP una renovación del poder judicial? Dos años lleva en funciones.
Granada está gris y necesitamos tanta prudencia como valentía para afrontar esta situación. Mascarillas y persianas altas, lejía y luces en el escaparate
Desayuno en el Panonia, probablemente el mejor café con leche de Granada. Otra empresa abierta. La nueva normalidad es la nueva realidad y cuanto antes lo aceptemos, mejor para todos. Es la primera vez que me siento en una cafetería, solo, con la libreta y el móvil, después del confinamiento. Granada está gris y necesitamos tanta prudencia como valentía para afrontar esta situación. Mascarillas y persianas altas, lejía y luces en el escaparate.
La “izquierdista” HBO retira una película de su plataforma y aquí hablamos de censura cuando es una decisión empresarial, casi de imagen y marketing. ¿Puede ser que estemos confundiendo crítica y censura? Si yo digo que Cela blanquea el fascismo en alguna de sus novelas no lo estoy censurando, lo estoy criticando. Puedo no ponerlo en el escaparate porque opino que hay autores más relevantes y mejores para ocupar ese sitio. Eso es una decisión empresarial: busco lo mejor para mis clientes.
Si HBO cree que para entender mejor una película hay que ponerle una introducción histórica que explique el momento en el que se rodó desde un punto de vista social, político, no es censura. Para mí la censura, la de verdad, es ver a mi hermano enterrar libros envueltos en plástico en el patio de la casa en la que vivíamos, allá por los setenta. Un compañero de su facultad acababa de “caerse” por el hueco de las escaleras de la comisaria mientras “declaraba”.
Vuelve el Granada y es un ejemplo. Intensidad y profesionalidad hasta el último minuto. Contra un rival tan bueno como detestable, logra remontar y gana el partido. Cuarenta y un puntos. Permanencia en primera asegurada, objetivo conseguido. Ahora, a pelear por el sueño europeo. Veo el partido entre llamadas telefónicas y el sonido enlatado de la tv. Como las risas de las comedias de televisión pero en serio. Por favor, déjennos oír lo que pasa en el campo: la realidad ya es muy interesante. Gracias, equipo, por no poner excusas. Mal mi partido, no he estado lo concentrado que el momento requería.
Al padre de Errejón lo torturaron y él lo recuerda en el Congreso. El padre de Iglesias formaba parte de la resistencia contra la dictadura. Parte de la derecha española habla de libertad todo el tiempo pero hasta el 77. Antes, no hay porqué preocuparse, qué tiempos más lejanos.
El alegato de Errejón en el Congreso contra las torturas de ‘Billy El Niño’ https://t.co/OzgSwh1fwK pic.twitter.com/CtVo3FjOwf
— eldiario.es (@eldiarioes) June 10, 2020
Miro por la ventana y la joven parra se esfuerza por enredarse en los alambres que la guían. El sol juega con los granados del vecino y el helecho que compré ayer (¡pude ir al vivero!) está verde y brillante. La semana pasada hice unas fotos a unos pájaros que recibían a su madre, quizás a su padre, con ansia por la comida. Se llama ‘Lunes’. Porque en estos cuarenta años de democracia, tan imperfecta, tan mejorable, hay una montaña de avances que han cambiado nuestras vidas. Porque la libertad de vivir, de querer, de ser, no puede ser patrimonio de los que sólo la defienden cuando no está en peligro.
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