
Juan muestra el rastro que ha quedado de los rosales que plantó.
Los más de 30 rosales que, hasta el mes pasado, crecían en los jardines públicos que separan ambos sentidos de la calle Pintor Hermenegildo Lanz han terminado –según denuncian los residentes de la zona- ‘ornamentando’ el interior de un contenedor. Al parecer, operarios del servicio de mantenimiento de parques y jardines “los arrancaron el pasado 26 de marzo sin motivo alguno”, recrimina Juan Fernández de la Vega, el vecino que los sembró y dedicaba más de una hora diaria a su cuidado.
La “arbitraria medida” de “arrasar con los rosales” ha sentado como un jarro de agua fría a los residentes, que han recogido más de 50 firmas para exigir su “reposición además de las explicaciones oportunas”, cuenta Juan.

Jardín del que han arrancado los rosales.
Fue este jubilado del barrio quien decidió embellecer con 36 rosales el jardín situado frente a su bloque, donde sus convecinos –y él mismo- han plantado y visto crecer la mayoría de las especies que hoy lo pueblan. “Los operarios municipales apenas vienen a regar o cuidar este espacio, que ha perdido casi todo el seto que lo bordeaba por este motivo. Su estado era lamentable, así que opté por ponerme manos a la obra para mejorarlo. Me encargué personalmente de elegir tallos de rosas de distintos colores y sembré uno cada metro con su correspondiente cañavera para que resultasen visibles”, relata Juan, quien bien podría haber protagonizado su propia versión de ‘El jardinero fiel’ por el tiempo que ha dedicado al cuidado de estas plantas. “Bajaba con la regadera a diario para cuidarlas y verlas crecer. Estaba con ellas como Mateo con la guitarra. De hecho hasta mis vecinos me hacían bromas al respecto”, recuerda.
A principios de marzo “y después de meses sin aparecer” los trabajadores de mantenimiento le comunicaron que “tenían que arrancarlos porque ahí la gente no puede plantar nada”, comenta Juan, quien les pidió encarecidamente que los dejasen, ya que él se estaba encargando de su cuidado. Días después de este episodio se encontró con la “amarga sorpresa” de que “los habían arrancado todos” y de sus rosas “no habían dejado ni las espinas”.
Cuando interpeló a los trabajadores sobre lo sucedido, le reiteraron “que el espacio pertenece al Ayuntamiento” y se justificaron explicando “que los rosales estaban muy juntos”, extremo que Juan desmiente. “Había dejado suficiente espacio entre las plantas. Además en este jardín, que pertenece al pueblo, hemos sembrado todos los vecinos: el seto, los árboles frutales, los captus, casi todas las plantas las hemos traído nosotros», informa.
Cuenta, además que, cuando se construyó el bloque de pisos, el jardín y su cuidado era responsabilidad de los residentes. “Entonces no teníamos tiempo para hacernos cargo de su mantenimiento, así que le solicitamos al Ayuntamiento hacerlo”, rememora Juan, para el que la tarea se lleva a cabo “de una forma pésima”. “Ahora para colmo arrancan los rosales. ¿Es que les estorbaban?”, manifiesta este vecino, que ha denunciado lo sucedido en el propio Ayuntamiento y la Junta Municipal de Distrito del barrio, con la ayuda de la asociación de vecinos Zaidín Vergeles.
Su intención –insiste- es que “repongan los rosales” y “den las explicaciones oportunas” por lo que considera «un atropello injustificable». Exige, asimismo, saber «de dónde partió la orden de arrancarlos».
(19/04/2012)
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