«No queremos ayudas, sino un trabajo»

Hace más de cinco años que el 1 de Mayo dejó de ser el día de Rafaela López y Carlos Mérida, un matrimonio del Zaidín con tres hijos. Ambos forman parte de los 9.237 parados del distrito. Más allá de las frías cifras, la familia es un claro reflejo de los problemas aparejados al desempleo de larga duración.

Rafaela López, parada del Zaidín

«Nuestra comida se reducirá en los próximos días a esta olla de arroz hervido», cuenta Rafaela.

Hace más de cinco años que el 1 de mayo dejó de ser el día de Rafaela López y Carlos Mérida, un matrimonio del Zaidín con tres hijos, dos menores a su cargo. Desde entonces la familia malvive con «migajas en la mesa» y «muchas privaciones» mientras el tiempo reduce las «cada vez menos posibilidades» de encontrar empleo porque, a su edad -50 y 47 años- «el mercado laboral cierra las puertas». Aunque la pareja no pierde la «esperanza de encontrar algo», está convencida de que la difícil situación actual «no cambiará hasta que el pueblo se una y salga a la calle para decir basta».

Si te avisan para un ‘chapú’ no te quieren dar de alta. Tampoco estoy en condiciones de pagar una cuota de autónomo sin dinero y, mucho menos, de contratar a alguien. ¿Qué opción te queda?

«No queremos ayudas, sino un trabajo», señala el matrimonio, que ha pasado por un desahucio y teme que una nueva orden de desalojo los deje en la calle, ya que lleva seis meses sin poder asumir el alquiler del modesto piso en el que reside. Los 426 euros mensuales con los que subsisten «apenas alcanzan para comida y pagar facturas». De hecho, ya les han dado aviso de que les cortan el agua y se ven obligados a recurrir a «Cruz Roja y las monjitas» para no pasar hambre. Por este mismo motivo han tenido que «venderlo todo», desde los regalos de comunión de sus hijos hasta sus móviles -solo han dejado un teléfono por si el «ya lo llamaremos» con el que concluyen las entrevistas de trabajo se convierte en realidad.

Sus dos pequeños también han tenido que renunciar al Club Deportivo Zaidín porque sus padres no pueden hacer frente a las cuotas. «Lloraron mucho cuando los quitamos del fútbol, pero enseguida comprendieron que era jugar o comer», recuerda entristecida Rafaela, que tiene un amplia experiencia como camarera de hotel y trabajaba para Clece, la que fuera concesionaria del servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Granada, hasta que la despidieron.

Carlos Mérida, parado del Zaidín

Carlos está deseoso de volver a usar sus herramientas de pintor, hoy en desuso.

Con su sueldo y el de su marido -que no daba abasto para pintar en las obras antes de que la burbuja inmobiliaria estallara- les daba para vivir «sin excesos, pero sin necesidades». Al quedarse en el paro no pudieron hacer frente a la hipoteca y perdieron el que había sido su hogar. Para «colmo de males» hace tres años Carlos sufrió un problema en el estómago por el que estuvo a punto de morir. «Pasé 9 horas en coma, 16 días en la UVI y dos meses hospitalizado», cuenta, mostrado las cicatrices de su segunda operación, hace apenas un año, por este motivo. Dentro lleva otras, menos visibles, aunque más dolorosas y que incluso lo han llevado a plantearse quitarse la vida. «No lo hice porque pensaba en mi mujer y mis hijos», confiesa.

El pasado agosto, cuando las cosas parecían no poder torcerse más, tuvieron que acoger a dos hermanos de Carlos y un sobrino. El banco desahució a uno de ellos y se quedó como aval la vivienda del otro, propiedad de sus padres. La familia de Rafaela no atraviesa mejor situación. Sus tres hermanos tuvieron que mudarse con su madre tras perder el empleo. Ahora los cuatro viven de su pensión de 500 euros, explica la pareja, sin dejar de reparar en las trabas que surgen para encontrar empleo.

«Si te avisan para un ‘chapú’ -detalla Carlos- no te quieren dar de alta, aunque propongas que detraigan del sueldo el coste de la cuota a la Seguridad Social. Tampoco estoy en condiciones de pagar una cuota de autónomo sin dinero y, mucho menos, de contratar a alguien. ¿Qué opción te queda?», plantea este zaidinero, que buscaría trabajo fuera «si tuviera dinero para costear el viaje o la estancia mientras se encuentra algo».

«Yo estoy dispuesta a ir donde sea, sola si es necesario, para ahorrar algo y que así podamos tirar. Nos lo hemos planteado muy enserio, pero la falta de dinero supone una barrera para dar el paso», indica Rafaela, que se ha sumado a los encuentros que se promueven en el barrio para buscar alternativas al paro.

Ambos han repartido, además, «anuncios y currículums por toda Granada», pero los días pasan «y no hay respuesta», lamenta Rafaela, mientra sueña con un trabajo que le permita dar estudios a sus hijos y comer algo más que arroz y la pasta hervidos sin otro ingrediente que sal.

Su sueño es compartido, con toda probabilidad, por los 9.237 parados que el distrito Zaidín Vergeles contabilizó el mes pasado. La cifra corresponde a la suma de desempleados de los códigos postales 18006, 18007 y 18.008, pertenecientes al barrio, aunque con zonas de Genil y Fígares incluidas. Estos datos arrojan un incremento en  507 parados en el distrito con respecto a marzo de 2012, según el Observatorio del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

(1/5/2013)

Comentarios en este artículo

  1. […] Moreno nos cuenta cómo sobrevive una pareja y sus tres hijos (dos de ellos menores) con 426 euros al mes. Con un desahucio a sus espaldas y la posibilidad de un nuevo desalojo, esta familia del Zaidín se […]

    Granada despierta sumando parados en los barrios en el Día del Trabajo | Granada despierta
  2. Es penoso el estado actual de toda España,y que algunos aun tengan la cara de seguir estafando en la politica y que no les importe una m,,,,, lo que les pase a los demas.
    Dado al fin y al cabo que no pueden vivir sin los lujos que poseen.

    mmmmm

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