Una oleada de reivindicaciones ha inundado las calles del Zaidín este 10 de septiembre al ritmo del pasacalles de las fiestas. Como de costumbre, el barrio ha sacado su vertiente más combativa para visibilizar, aprovechando la celebración, los problemas que afectan a la sociedad en general y al distrito en particular.
Vestidos de bañistas, los vecinos han sustituido la ola de calor veraniega por un ‘tsumani’ para despertar conciencias. A través de olas transformadas en pancartas han denunciado dramas candentes como el que sufren los refugiados o las mujeres víctimas de feminicidio, lo que hace necesario luchar por la igualdad de género. Mayores y pequeños han exigido, además, una movilidad accesible, guarderías públicas, apoyo a los comercios del barrio o «que el salvavidas de Santa Adela no sea un churro», literalmente hablando, con este ruego escrito en este característico flotador playero. La lucha contra los desahucios, a favor de la vivienda digna y de los suministros básicos también se ha abierto paso, simbolizada con bombonas y bombillas gigantes de gomaespuma.
Por primera vez en las fiestas del barrio los colectivos se han despojado de sus siglas para dar un paso al frente unidos en el pasacalles como Movimiento vecinal del Zaidín, como ya hicieran en la manifestación por el Día de la Paz. Este movimiento «aglutinador e inclusivo» para reivindicar problemas comunes se levanta con la fuerza y el empuje de la unión para luchar por ese Zaidín ‘utópico’ con el que todos sueñan. Tras conseguir la reapertura de la biblioteca «la lucha continúa». «Seguiremos moviéndonos y dando guerra», aseguran, dispuestos a alzar la voz por un mañana en el que las quimeras de hoy se conviertan en una realidad compartida.
!Aúpa el Zaidín que sabe combinar lucha y festejo! Fue un rato entrañable, cercano, divertido… y, como muy bien decís, reivindicativo.
Mercedes González Martín