
Carlos Choín observa la pintada en la fachada del carmen donde reside.
‘Franquistas, os pasaremos a cuchillo sobre las fosas de nuestros desaparecidos’. Carlos Choín se encontró el pasado fin de semana con una tremenda pintada que ocupa media fachada de una de las entradas a su carmen, el de San José, situado entre el carril de la Lona y la calle Zenete. Un grafiti que no va con él, como tampoco el que alude a un reciente desahucio promovido por un inmobiliaria a escasos metros de su vivienda, a la que se le tilda de «terrorista».
Ni tiene nada que ver con la guerra civil ni con la especulación urbanística. Este vecino es uno más de los que viven en una de las muchas casas catalogadas del Albaicín, construida sobre la base de un edificio del siglo XVIII. Su único ‘delito’ ha sido residir en un carmen con vistas a la ciudad y a la vega de Granada, un lugar privilegiado si no fuera porque sus muros se han convertido en un gran lienzo para que desaprensivos se despachen a gusto con consignas trasnochadas.
Los autores de esta última pintada presumen de abrazar el anarquismo aunque probablemente no sepan mucho más de su historia, de aquella legítima aspiración que perseguían para alcanzar la justicia social. No se han sacudido la caspa.
¿Qué solución le queda a uno cuando después de rehabilitar su residencia se encuentra, un día sí y otro también, la fachada pintarrajeada? «Yo ya no puedo más», asegura Choín con cierta resignación. Cuando empezaron a aparecer los primeros borrones en uno de los muros traseros, levantado con un mortero de cal especial que no admite pintura alguna, dedicó tiempo y esfuerzo en raspar las pintadas con el taladro.
Carlos conoce mejor que nadie el problema que causan los grafiteros sin escrúpulos. A escasos metros de su casa, desconocidos han arruinado la Puerta de Monaita para vergüenza de la Junta de Andalucía, que ha abandonado a su suerte uno de los accesos más antiguos a Granada.
«Lo que no entiendo es cómo las autoridades, tanto el Ayuntamiento como la Junta de Andalucía, no se preocupan en serio de este problema. Si yo fuera turista me preguntaría qué gente vive en esta ciudad o qué instituciones la gobiernan. No me entra en la cabeza que nuestra industria, que no es otra cosa que el turismo, no la cuidemos».
(6-2-2012)
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