El ocaso de los quioscos de prensa de Granada

En los últimos años son numerosos los quioscos de prensa que han bajado la persiana y no la han vuelto a abrir. Su situación se ha agravado con la pandemia, a lo que se suma su queja por la falta de ayudas de las administraciones. Su futuro está en el aire pero no pasa por la venta de periódicos y revistas.

quioscos de prensa de Granada

Cualquiera que pasee por la ciudad puede constatar que han desaparecido quioscos de prensa históricos del centro de la ciudad y también de los barrios. Muchos de ellos ya han sido desmontados y retirados de la vía pública por el Ayuntamiento de Granada. Otros se traspasan por cantidades que oscilan entre los 16.000 y los 30.000 euros, información que puede consultarse en los anuncios de los portales inmobiliarios.

La crisis viene de largo y la pandemia ha agudizado la situación de los quiosqueros que saben que su futuro no pasa por la venta de periódicos y revistas. “Subsistir una familia con un producto que es ‘centimero’, que nos deja entre 20 o 30 céntimos [según la publicación y el día] desde que nos levantamos por la mañana, no da el ancho para pagar impuestos y estar al corriente de todo”, asegura Remedios Garrido García, presidenta de la Asociación Nacional de los Vendedores de Prensa (ANVP) y de la asociación provincial de Granada.

“No tiene sentido seguir trabajando por céntimos. Encima lo haces con un producto que en su interior se está vendiendo como la panacea de que, si te suscribes, vas ahorrarte más dinero…. Es como si pusieran un letrero: ¡No vuelva usted al quiosco!

Desde hace 21 años despacha, junto a su socia, en el quiosco de la Fuente de las Batallas. Se resiste a llevar un registro de los cierres que se han producido en los últimos años por el dolor que siente al comprobar que «son amigos y amigas que se han quedado por el camino».

A escasos cien metros de su negocio tiene a su colega Emilio de las Heras García, al frente del puesto ubicado en la Plaza Mariana Pineda, donde empezó a trabajar en el 2002 cuando aún se vendían periódicos: “Cuando empecé aquí, los domingos perfectamente se podían vender unos mil periódicos, ahora puedes llegar a 80 y dale gracias”, asegura.

Una de las familias que traspasa su negocio, que prefiere no identificarse, sostiene que las personas que han llamado interesándose no quieren saber nada de periódicos y revistas.

“No tiene sentido como está la vida seguir trabajando por céntimos. Encima lo haces con un producto que en su interior se está vendiendo como la panacea de que, si te suscribes, vas ahorrarte mucho más dinero…. Es como si pusieran un letrero: ¡No vuelva usted al quiosco, ya le atiendo yo! Ese producto lo estoy dando yo con mis manos y es mi propia competencia”, lamenta Remedios Garrido García, quien no oculta sus diferencias con editores y distribuidores que operan en régimen de exclusividad. A estos últimos les reprocha su “abuso de poder” y la situación de “esclavitud” en la que trabajan, sin apenas descansos y con unas condiciones que están lejos de satisfacer sus intereses.

Foto y video: Jesús Ochando

Sus ‘extras’, por llamarlo de algún modo, vienen reguladas por una ley franquista de abril de 1972 que, según Remedios Garrido, ningún Gobierno se ha preocupado de modificar y que en su artículo 15 recoge que los vendedores de prensa perciban el doble de la comisión normal sobre el precio de venta al público de los periódicos nacionales -del 20% de un día normal al 40%- en las festividades de 18 de Julio [Día del Alzamiento Militar] y Navidad.

Menos lectores de papel

Un repaso al Estudio General de Medios (EGM) de los últimos años da una idea de la profunda crisis que atraviesa el sector de los medios de comunicación, donde se aprecia el descenso de lectores. A ello se añade la caída de la inversión publicitaria que ha obligado a los editores de las principales cabeceras a replantearse su modelo de negocio y empezar a cobrar por los contenidos en sus periódicos digitales.



La era digital ha torcido las ventas en los quioscos en los últimos quince años, un desplome al que también ha contribuido la prensa gratuita, que compitió con la de pago por el mismo mercado publicitario pero que de un tiempo a esta parte también se ha visto tocada por la crisis.

Los efectos de la pandemia

Tras la irrupción del coronavirus, el Gobierno considera que los quioscos son un servicio esencial para tener informada a la población. Se recuerda que el periódico es un producto de primera necesidad a una población confinada que se refugia en internet para estar (mal)informada. Los quioscos se convierten en refugios más inaccesibles si cabe, necesarios para el Gobierno pero frágiles según los propios quiosqueros.

Pablo Dorador lleva 35 años en el quiosco donde se situaba la ya desaparecida gasolinera entre Recogidas y Camino de Ronda. Se levanta a las 6 de la mañana para preparar el reparto a domicilio y, al igual que sus compañeros, se lamenta de las consecuencias de la pandemia que les ha obligado a resistir «a pulmón» gracias a sus ahorros. Ofrece un dato sintomático del declive de la prensa escrita: el lector “ha envejecido y no tiene recambio”, y echa en falta más sensibilidad hacia un sector que se siente huérfano por la inacción de la administración.

Del Ayuntamiento de Granada tampoco han tenido ningún tipo de compensación ni rebaja fiscal. Han pagado la ocupación de vía pública en su totalidad durante todos los meses que no ha habido nadie en la calle y se les cobra basura industrial.

Los vendedores de prensa reprochan precisamente la falta de ayudas a un sector «difusor de información y cultura». Remedios Garrido lamenta que el Gobierno les pidiera el esfuerzo de permanecer abiertos por ser esenciales, “con esa ignorancia en la que estábamos, sin mascarillas y con una ciudad vacía sin nadie a quien venderle el periódico”, y que, una vez reconducida la situación, “no haya habido nadie que diga: hay que echarles una mano”.

Del Ayuntamiento de Granada tampoco han tenido ningún tipo de compensación ni rebaja fiscal. Han pagado la ocupación de vía pública en su totalidad durante todos los meses que no ha habido nadie en la calle y se les cobra basura industrial cuando, según la presidenta de los vendedores, no se genera. El más afortunado es el que se ha podido acoger a la ayuda de 1.000 euros que la administración autonómica destinó a pymes y autónomos.

Cambios en la ordenanza de los quioscos de prensa

Sí han podido avanzar en la modificación de la ordenanza municipal que les permite traspasar los quioscos que el Ayuntamiento de Granada adjudica por concesión administrativa por un periodo de 25 años prorrogable por otros 25 más.

La nueva normativa reguladora amplía la oferta de productos que pueden vender como títulos de transporte, cargadores de telefonía, artículos de promoción turística de la ciudad, o venta de telefonía e internet por fibra óptica. También autoriza a los quioscos para que puedan vender entradas a actividades culturales y espectáculos. 

“Si esos productos nos dan más calidad de vida (…) y unos tantos por ciento más elevados, no hay nada que pensar”, concluye Remedios Garrido. 

Los quiosqueros confían en su capacidad para reorientar sus negocios hacia un modelo más rentable, en seguir siendo un punto de encuentro para los vecinos, aunque cada vez sean menos los lectores que salen cada mañana de sus casas con la excusa o la necesidad de comprar el periódico.

 

Comentarios en este artículo

  1. Renovarse o morir.
    No podéis desaparecer. Formáis parte del paisaje familiar de ciudades y poblaciones.

    Rosalía

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