
Foto: GiM.
Federico García Lorca fue un vecino del Centro de Granada. Su casa natal está en el área metropolitana y la Huerta de San Vicente es distrito Ronda, pero el hogar familiar del joven Federico y gran parte de su vida están ligados a la geografía de la ciudad antigua, la Granada de principios del siglo XX donde los García Lorca eran una familia acomodada pero liberal.
Descubriendo Granada ha recuperado en una ruta los casi desconocidos lugares lorquianos del Centro de la ciudad. Una ruta, como no podía ser de otro modo, dramatizada y con referencias a la mítica compañía de La Barraca, que recorre toda la vida del granadino más universal a través de los inmuebles que la marcaron y en los que apenas queda hoy recuerdo de él, aunque parezca mentira.
En una ciudad que lleva su nombre en el Premio de Poesía pero que no le dedicó una estatua hasta 2009, pocos recuerdan ya que la casa familiar de los García Lorca es el actual Hotel Montecarlo, el cuál conserva la puerta y la escalera originales. Es el punto elegido por el guía y experto en Lorca Antonio Bonilla, ya que justo enfrente, junto a la Fuente de las Batallas, en un edificio hoy perdido, fue el lugar al que se mudó la familia más tarde y el hogar de la misma hasta la llegada del exilio.
Una casa lujosa para la época, con un alquiler de 225 pesetas mensuales prohibitivo para cualquier otro bolsillo, desde la cual el joven Federico veía todos los días la estatua de Mariana Pineda en la entrada del mismo nombre. Las puertas de roble de aquella casa, con dos aldabas con forma de monos a los que se golpeaba en el trasero para llamar, están hoy perdidas, pero tienen su reflejo en el poema ‘Oda al rey de Harlem’ de Poeta en Nueva York.

Las calles de la zona de San Matías eran el antiguo barrio de la Manigua. Foto: GiM.
Todo el recorrido guiado por Bonilla es un pasar por lugares fundamentales en la vida y obra del joven Federico en los que no queda ni una triste placa. Sólo pueden verse dos, y una ni siquiera lo menciona específicamente. La primera es la del Restaurante Chikito, antiguo Cafe La Alameda, donde Federico participaba como pianista en la tertulia literaria de El Rinconcillo, la misma que parió al apócrifo autor Isidoro Capdepón, parodia de todos los malos poetas de la época.
La segunda es el cartel del Bar Sevilla que pide respetar las mesas que usaban Falla y Lorca, habituales del lugar. A las puertas del mismo, se recuerda la anécdota de cuando Federico enseñó a uno de los camareros a recitar de memoria las Soledades de Luis de Góngora, como broma para Dámaso Alonso, el mayor experto habido en el autor cordobés, capaz de recitarlas borracho si hacía falta.
Otra parada llega en la calle Escudo del Carmen, tras atravesar el antiguo barrio de la Manigua, correspondiente con los alrededores de San Matías y la Plaza del Carmen, la zona de los cafés cantantes, los prostíbulos y el último cante jondo que Federico ayudó a conservar. Allí, en la calle que comunica San Matías con el Ayuntamiento, tenía su estudio Antonio Segura, el profesor de piano del joven Lorca, al que dedicó su primer libro, Impresiones y paisajes.
Un libro que se editó en la Imprenta Paulino Ventura, la más famosa de Granada, sita en la calle Mesones, entonces calle Poeta Zorrilla, donde hoy se encuentra Deportes La Imperial. Una empresa que también dio la luz por primera vez en castellano a los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, o a la obra más conocida de otro ilustre granadino, el Idearium español de Ángel Ganivet.

Isidoro Capdepón, el poeta que nunca existió hecho carne. Foto: GiM.
El final de la visita coincide con los últimos datos conocidos de la vida de Federico, y va desde la calle Angulo, donde tenía su casa la familia Rosales, hasta la calle Duquesa, en la actual Facultad de Derecho, en la que se encontraba el gobierno civil durante agosto de 1936, el lugar en el cual se supone que pasó sus últimos días de vida el poeta.
Una representación en la que no faltan referencias a los retrasos del Centro Lorca, que cuando funcione será vecino del Centro también, y en la que el guía lamenta la evidencia de que nadie es profeta en su tierra, dada la escasez de referencias a una presencia lorquiana que esperemos que con el tiempo consiga repararse.
(03-03-2014)
¡Danos tu opinión!