Vuelve ‘Tejidos el Kilo’

La nueva ubicación de ‘El Kilo’ en Pedro Antonio. Foto: GiM

En medio de una sangría de cierres de comercios tradicionales, con la amenaza del fin de la renta antigua acechando a pocos meses de su entrada en vigor –si nadie la detiene-, una buena noticia: vuelve Tejidos ‘El Kilo’, la que era la última tienda de Granada que seguía vendiendo tela al peso. Nueve meses después del cierre por jubilación, Elena, la hija de la antigua propietaria, ha abierto un nuevo ‘El Kilo’ donde recupera las señas de identidad que hacían único al negocio familiar.

El pasado 10 de enero fue el último día de Tejidos ‘El Kilo’, después de medio siglo en calle Tablas vendiendo telas al peso y retales, dos características del comercio tradicional que perdía el centro de Granada. Nueve meses después, Elena, la hija de los fundadores del negocio, ya fallecido su padre y jubilada su madre, ha cumplido con el anuncio que hiciese entonces a GranadaiMedia: «en cuanto pueda, pongo yo mi propio negocio».

«Lo echaba de menos«, nos explica, en su primer día de apertura, ahora en la esquina entre Pedro Antonio de Alarcón y la calle Dante, frente a Obispo Hurtado y Plaza Menorca. «Me encanta trabajar con tela y el trato con la gente. El sitio también, porque tiene mucha luz y mucho movimiento todo el día. Y como no está muy lejos de nuestro sitio de toda la vida en calle Tablas, los habituales ya han empezado a pasarse hoy mismo«.

Dice que le cuesta «no hablar en plural, porque estoy acostumbrada a hablar por mi y por mi madre, y de momento estoy yo sola. Si la cosa va bien, volveré a llamar a la empleada que teníamos en el primer sitio. Aunque lo que me alegraría es que si la llamo me diga que no puede porque ha encontrado otro trabajo«.

Elena, en el mostrador de su nueva tienda. Foto: GiM.

Elena reconoce que se está arriesgando. «Ahora mismo cierran más negocios que abren, y la verdad es que podría haberme dedicado a no hacer nada con mi marido, que está prejubilado. Tanto él como mi madre decían que estaba loca, pero al final los convencí». El nuevo alquiler «es más económico», aunque entiende «el miedo a las rentas actualizadas».

Ahora le toca esperar «a la temporada de invierno, porque ya es la época en la que se asoma la gente pidiendo ropas para las mesas camillas. Tenga la chenilla y los terciopelos esperando. Y en noviembre, con Halloween, vendrán los disfraces». Lo que si han llegado ya, el primer día «son por un lado estudiantes que se acaban de mudar y están arreglando los pisos y por otro los propietarios, para lo mismo pero pidiendo telas más baratas».

Con nervios de primer día «ya iré llenando, que tengo sitio y el presupuesto inicial se me ha acabado. Tengo ganas de ver hasta a los transportistas, porque eran los mismos de toda la vida y mis proveedores ahora los he mantenido. Estos nueve meses iba por la calle con mi madre y alguno que nos conoce de siempre nos pitaba para saludarlos. Es la magia del negocio familiar, que conoces a todos«.