
Banderas confeccionadas por los vecinos del Zaidín para las fiestas.
Cuando no se puede echar mano del bolsillo se hace imprescindible recurrir a la imaginación. Conscientes de la necesidad de agudizar el ingenio para salvar las fiestas populares de los recortes, los vecinos del Zaidín ya preparan el que será el ‘alumbrado’ del ‘corpus chico’, que arrancará a principios de septiembre: banderitas confeccionadas a mano.
Más de una decena de vecinos aprovechan todo el papel que encuentran –desde folletos de propaganda a revistas usadas- para fabricar los ‘farolillos’ de colores que ornamentaran los festejos en sustitución del alumbrado.

En la cadena de montaje siempre hay espacio para la risa.
La idea surgió de la asociación de vecinos Zaidín Vergeles y la comparsa El año que viene, después de que el Ayuntamiento anunciase que este año no financiaría el alumbrado de las fiestas populares, entre otros gastos que “casi han costado la celebración”.
Ante el recorte “no quedaba otra que echarle imaginación”, refieren los integrantes de ambos colectivos, que quedan dos veces en semana “para tener lista la ornamentación de las fiestas antes de comenzar las vacaciones”, detallan.
Para agilizar la tarea han organizado una singular cadena de montaje al aire libre. “Mientras alguien dobla los papeles, otra persona los corta, una tercera encola con una brocha y el resto va pegando las banderas a una cuerda”, resumen. Con el proceso en marcha empiezan a fluir los recuerdos de aquellas tardes de verano en las que las calles del Zaidín se llenaban de mujeres y niños confeccionando estos mismos motivos, también para adornar el barrio durante las fiestas.
“Hace ya más de 30 años de aquello…”, rememora Agustina Pineda, que atesora “recuerdos muy bonitos de aquella época”. “El Zaidín se llenaba de gente. Todos los vecinos ayudábamos. Los críos eran los que más disfrutaban. Estaban deseando que llegara la fecha para hacer con nosotras las banderas con periódicos y papeles de estraza. También hacíamos volaeras. Aunque los festejos eran muy modestos nos divertíamos mucho”, describe ‘Agu’, como todos la llaman.
“Entonces no nos alcanzaba ni para cola”, agrega Charo. “Con harina y agua preparábamos unas gachas para pegarlas. Era muy resistente, aunque parezca mentira”, relata.

Los vecinos trabajan entre dos y tres horas para dejar listo el decorado antes de las vacaciones.
Aquella tradición terminó perdiéndose conforme prosperaron las fiestas. Pero la historia se repite. El barrio vuelve a unirse, a llenarse de risas y comentarios mientras el papel va preparándose para engalanar el corpus chico. “Nuestra intención es llenar todas las calles de ‘bandericas’. Que se sepa que estamos de fiesta”, dicen, sin perder la ocasión de sacar punta a cuanto personaje de revista pasa por sus manos.
“A ese lo colgamos con alfileres”, bromean algunas vecinas cuando otra se dispone a cortar la fotografía de Roger Federer para que integre una banderola. “Pues con la reina de Inglaterra no habéis tenido tanto miramiento”, subraya otro vecino, que recibe una unísona respuesta: “es que no va a alegrar tanto las fiestas”.
“Aquí no nos aburrimos”, insinúan entre risas, olvidando por momentos otros recortes que no podrán restituir con un poco de papel y cola. Sea como sea los vecinos están decididos a “resistir y no callarse” –como reza el lema de los festejos- para salvar una tradición que sigue uniendo al barrio.
(27/06/2012)
Lorena, escribes muy bien y miras por el barrio, pero, no se si sabes que el lema de las fiestas de este años es:
RESISTIREMOS NO NOS CALLARÁN.
El tema de hacer todo lo que se está haciendo desde la Asociación de Vecinos si un «duro», va con ello.
Antonio Merino Povedano