
El antiguo Clínico se ha convertido en el epicentro de la vacunación a profesionales sanitarios. Fotos: Lucía Rivas
En lo que hace años fue el área de Cirugía del Hospital Clínico de Granada se respira un ambiente próximo a la euforia. Esas instalaciones se han reconvertido por unos días en el lugar donde los enfermeros que trabajan en el distrito de Granada y su cinturón han recibido la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus, una pandemia que ha tenido a estos profesionales diez meses en primera línea soportando lo insoportable. Ven ese primer pinchazo como el principio de fin, así que tienen motivos para estar contentos. Ya les tocaba una alegría.
Yolanda Quintero es enfermera en el centro de salud del Realejo, ejerce de ángel de la guarda para creyentes y descreídos y por eso no extraña que sea la coordinadora del proceso de vacunación entre sus compañeros, un equipo que integran otros diez profesionales. Casi todas son mujeres.

Yolanda Quintero, enfermera en el centro de salud del Realejo y coordinadora del proceso de vacunación a los profesionales de Enfermería de Granada. Foto: Lucía Rivas
«La gente viene aquí contenta, todos se hacen fotos, vídeos… Y a nosotros se nos ponen los pelos de punta porque algunos hasta lloran, es una emoción tremenda… «, resume Quintero el espíritu de felicidad con el que los sanitarios de Granada viven este momento. También da el mérito a quienes más lo merecen. «Estoy muy contenta de llevar esto con un equipo de profesionales ante los que me quito el sombrero». Lo dice alguien que, como ellos, ha estado cerca de un año al pie del cañón sin mirar si se había cumplido su horario laboral.
Quiere creer que «esto es el principio del fin» y esa felicidad, la de haber vacunado ya a «muchísima gente» le hace seguir adelante pese al agotamiento. «No nos importa. Si es para esto no estamos cansados», asegura, para agregar que, en cuanto al recelo que la vacuna pueda provocar entre los más escépticos, por aquello de sus posibles efectos secundarios, ha sido algo casi testimonial. «Siempre hay gente con un poquito de miedo a lo desconocido, pero la ilusión prevalece sobre el miedo», concluye.
Alegría después del drama
Poco después de suministrar la última dosis y mientras espera a poner la siguiente, Mari Ángeles Martín, enfermera que trabaja en Atarfe, reconoce que han sido meses realmente duros y ajetreados. Rememora lo mal que lo pasó en verano, cuando estaba en un centro de salud de Marbella, atendiendo en domicilios y presenciando «verdaderos dramas y episodios de gran sufrimiento». Pero de su optimismo de ahora se deduce que las cosas han mejorado. «Todas estamos muy contentas y esperanzadas porque creemos que esto es el principio del fin. Ya hemos vacunado al personal de las residencias, pronto empezaremos con el resto de la población y poco a poco, esperemos que en cuatro o cinco meses, muchos estaremos vacunados y veremos la luz al final del túnel después de haberlo pasado muy mal».
A ella le han suministrado también la primera dosis, como a su compañera Laura Lara, que admite que, antes del primer pinchazo no las tuvo todas consigo. «Más que miedo se tiene respeto», resalta, y agrega que, como profesional, se siente en la obligación de poner de su parte «porque ese paso que damos será consecuente para la economía, para la sanidad y para todos. Hay que aportar para salir de esto. Tenemos que ser optimistas porque hemos visto cosas muy feas en este periodo», dice, pero para que quede claro que tampoco ha sido todo tan terrible, matiza que en estos diez meses «también hemos vivido cosas muy bonitas, porque es muy gratificante ver cómo un enfermo al que has tratado se recupera».

Rafael Maroto, director de cuidados de Enfermería del Distrito Sanitario Granada-Metropolitano.
Como responsable de todo está Rafael Maroto, director de cuidados de Enfermería del Distrito Sanitario Granada-Metropolitano, de largo el de más población de los tres en los que se divide la provincia. Explica que el 11 de enero, cuando los internos y el personal de las residencias estaban al 99% vacunados con la primera dosis (esa tarea comenzó el pasado 27 de diciembre), le llegó el turno a los enfermeros. Un proceso que, destaca, se ha llevado a cabo «en un tiempo récord, sólo seis días, y gracias a que nuestros compañeros están desarrollando gran labor», lo que les ha permitido vacunar en ese tiempo a los 2.500 trabajadores del distrito. Eso, para la primera dosis. Dentro de 21 días habrá que montar de nuevo el dispositivo para que se les suministre la segunda.
Maroto entiende que todo está funcionando de manera rápida, profesional y eficaz. «Hemos tenido disponibilidad de vacunas, lo que hemos pedido lo hemos tenido», resume. Y esa eficiencia ha hecho posible «lo que todos estábamos esperando, porque sabemos que si hay alguna forma de vencer esta maldita pandemia es a través de una vacuna efectiva. Esta vacuna es un bendito clavo al que agarrarse», subraya.
El coronavirus se conjuga aún en presente
Maroto, no obstante, se resiste a hablar del coronavirus en pasado. «Tenemos que seguir haciéndolo en presente. Ahora estamos en una tercera ola que nos va a dar muchos quebraderos de cabeza», recuerda, para añadir que en la lucha seguirán estando los sanitarios, un personal ante el que se inclina respetuosamente. «No sólo por su calidad profesional, sino también por la humana. No sé de dónde sacan tiempo, pero da igual cuándo los llames que responden. Siempre han estado en primera línea, han pasado unos meses durísimos, pero para ellos no hay fines de semana, es maravilloso contar con esta gente, lo digo con todo el orgullo».
Es obligado preguntarle sobre las nuevas restricciones, si le parecen suficientes o no. «Todos somos conscientes de lo que hay que hacer», contesta de entrada, en lo que parece un sobreentendido, y a continuación detalla que «en la primera ola estábamos perdidos, en la segunda conocíamos algunas cosas y ahora sabemos qué medidas son efectivas, todos las sabemos».
Pero evita hablar de confinamiento. Aunque sabe que cuando las autoridades sanitarias hablan de equilibrio es fácil deducir que se refieren a más mano abierta para no asfixiar la economía a cambio de que se incrementen los contagios, su experiencia le lleva a concluir que «es una realidad que hay gente en Granada y en Andalucía que por culpa de la pandemia corre riesgo de morirse de hambre», cosa que hace aún más difícil la toma de decisiones drásticas. «El confinamiento es lo que se necesita de forma más contundente, pero con la práctica se ha demostrado que el distanciamiento y el seguimiento de las medidas de higiene y las demás medidas que se han tomado están resultando eficaces».
Si se cumplen las previsiones, a finales de febrero empezará la vacunación de la población en general, empezando por los mayores de 65 años. Los encargados de poner esos pinchazos serán los enfermeros y lo harán cuando ya estén inmunizados. Seguro que eso les da tranquilidad.
Los datos de vacunación de la Junta de Andalucía
La Junta de Andalucía ha informado de que el viernes 11 de enero finalizó la vacunación con la primera dosis de todo el personal de las residencias de Granada y a los residentes. Está semana está previsto finalizar la vacunación de ocho centros sociosanitarios de la provincia. Ayer, 18 de enero, comenzó la segunda fase de vacunación, con la inyección de la segunda dosis a las primeras personas vacunadas (residentes y trabajadores de los centros de la tercera edad).

Equipo encargado de la vacunación en el antiguo hospital Clínico de Granada. Foto: Lucía Rivas
Nota de la redacción:
GranadaiMedia quiere agradecer al personal sanitario por su total predisposición y su colaboración en este reportaje. No sólo accedieron a hablar y a posar, sino también a mostrar ante la cámara la vacuna y su proceso de preparación. El agradecimiento es extensivo a quienes permitieron que se les grabase mientras eran vacunados.
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