
Vista aérea del desarrollo urbanístico del entorno de la estación de autobuses. Foto: M. A. García Molina
Como contábamos ayer, el 20 de abril de 1982 se produjo el desalojo de La Virgencica que puso fin a dieciocho años de provisionalidad para 173 familias de las afectadas por las inundaciones del Sacromonte que aún malvivían allí.
Semanas antes del desalojo, el 12 de marzo de 1982, la Sección de Contratación, Compras y Patrimonio del Ayuntamiento de Granada procedió a aprobar la propuesta de aportar los 23 millones de pesetas que, junto a los 23 del Patronato de la Diputación, eran necesarios para incorporar los solares de la barriada, propiedad del MOPU, al patrimonio municipal.
El 14 de octubre de 1982 el Pleno Municipal aprobaría definitivamente la propuesta de formalización de compra pro-indiviso junto al Patronato Provincial de la Vivienda de 106.184 metros cuadrados en la barriada de La Virgencica por un importe de 23 millones de pesetas. El precio de los terrenos que fue desembolsado entre ambos organismos compradores fue finalmente de 45.973.012 pesetas.
El solar estaba situado entre la carretera de Maracena y los terrenos de la carretera de Jaén, y fue clasificado en los trabajos de elaboración del PGOU de 1985 como suelo urbanizable programado. Es decir, los compradores debían redactar un plan parcial y proyectar una urbanización que permitiera efectuar el oportuno equipamiento comunitario y viviendas de protección oficial que estaba previsto construir. La redacción del Plan Parcial y el proyecto de urbanización la realizó el organismo adquiriente de los terrenos en convenio con la empresa mixta provincial GESTUR, S.A. (Gestión Urbanística de Granada, Sociedad Anónima).
A pesar de que todo estaba preparado, algunas complicaciones y retrasos llevaron a que la operación de compra definitiva de los terrenos de La Virgencica no se efectuara hasta tres años después. Así, el 27 de marzo de 1985 el Patronato Provincial de la Vivienda dependiente de la Diputación, y el Patronato Municipal de la Vivienda, adscrito al Ayuntamiento, procedieron a la firma conjunta de la escritura de compra del solar de 106.000 metros cuadrados propiedad del MOPU, donde estuvo situada la barriada.
El acto de firma de la escritura fue celebrado ante el notario, Javier Fiestas, por los presidentes de la Diputación Juan Hurtado Gallardo (PSOE), el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, José Olea Varón (PSOE) y el representante del MOPU, Rafael Villar Rioseco, en presencia de las Corporaciones Locales y del director del Patronato, Jesús Mellado.
Del fin social a la promoción residencial
Una encuesta sobre compraventa de viviendas efectuada a mediados del año 1983 concluyó que el 60% de los granadinos tenían predilección por vivir en cármenes situados a las afueras de la ciudad. En ese contexto, muchos vecinos que residían en pisos céntricos tomaron la decisión de adquirir pequeñas casas con jardín, adosadas o individuales, que estaban siendo construidas en las nuevas zonas de expansión de la ciudad. Ante este nuevo tipo de demanda, fueron muchos los constructores que comenzaron a ofertar casas unifamiliares, bien acogiéndose al sistema de VPO (Vivienda de Protección Oficial) o, con más frecuencia de la necesaria, a las promociones de carácter privado.
La demanda era tan elevada que muchas de las promociones eran vendidas, bajo lista de espera, incluso antes de estar finalizados sus proyectos.
Estas circunstancias reorientaron los planes y desarrollos urbanísticos que el Ayuntamiento y la Diputación tenían previsto implantar en los sectores comprendidos entre la carretera de Pulianas y la Autovía de Badajoz. Un ámbito geográfico en el que estaban incluidos los 106.000 metros cuadrados de la barriada de La Virgencica y que las autoridades habían declarado que iban a reservar a viviendas sociales y equipamientos urbanos. Pronto estos compromisos sociales y comunitarios fueron sustituidos en el PGOU de 1985 por la construcción de edificios de menor altura y un amplio número de promociones de pequeñas casas situadas en numerosos terrenos adquiridos por el Patronato Municipal y Provincial de la Vivienda.
Fue así, como a pesar de dichas restricciones, el Ayuntamiento socialista de Antonio Jara previó construir entre 25.000 y 30.000 viviendas antes del año 2000. Con estas edificaciones se pretendía satisfacer las demandas del mercado y el crecimiento vegetativo de la población mediante un sistema urbanístico armónico que materializase parte de las cesiones de los terrenos para equipamiento social antes de conceder licencias a los constructores.
Esta decisión ocasionaría numerosas críticas entre los miembros de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Granada que, en palabras del antiguo concejal de Urbanismo José Olea, hasta entonces habían estado acostumbrados a no cumplir con las normas de planeamiento urbanístico.
El Ayuntamiento creó Emuvyssa para facilitar la promoción y desarrollo de los planes parciales por pequeños empresarios
La negativa de muchos empresarios a construir bajo las premisas que establecía el PGOU de 1985 hizo que el Ayuntamiento de Granada crease a finales de 1986 la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (Emuvyssa), ahora a punto de desaparecer, con intención de facilitar la promoción y desarrollo de esos planes parciales por pequeños empresarios que al ser normalmente reacios a agruparse y promover planes urbanísticos, contribuían que amplias extensiones de suelo terminasen en manos de las grandes constructoras.
Emuvyssa facilitaría por tanto que el Ayuntamiento pudiera vender los terrenos adquiridos, en muchos casos a precio de saldo, a los promotores para facilitar que ellos construyeran por su cuenta. Algo que hasta aquel momento había sido prácticamente imposible, pues el precio prohibitivo de los terrenos de muchos planes parciales era inasumible para los pequeños y medianos empresarios del sector.
Génesis de Albayda sobre los terrenos de La Virgencica
La iniciativa tendría tanto éxito que en el año 1987 el Ayuntamiento, a través de la recién constituida Emuvyssa, y con la colaboración de la Diputación de Granada, decidió promover 50.000 metros cuadrados de los 106.000 que había ocupado la zona de La Virgencica. Se cumplía así lo previsto por el PGOU de 1985: convertir esos suelos de la ciudad en una zona extensiva donde se alterase bloques pequeños con residenciales de viviendas unifamiliares.
Esta propuesta municipal fue secundada inmediatamente por un amplio número de constructores que en aquellos momentos promovían los 250.000 metros de los planes P-18, P-19 y P-20, próximos a la zona del Hospital Psiquiátrico Virgen de Las Nieves —hoy facultad de Bellas Artes, barrio de Parque de Almunia y zona de Adoratrices— para la construcción de 7.000 viviendas unifamiliares en entornos muy próximos al antiguo hospital. La resolución facilitaría la promoción de numerosas urbanizaciones de chalés, considerados casi de lujo, en los planes parciales P-23 y P-24, germen del hoy conocido como barrio de Albayda.
A cambio, los constructores se comprometían a mejorar los accesos a Maracena y a solucionar el peligroso puente de La Virgencica —conocido en la actualidad como Plaza de Europa— que por entonces levantaba las quejas de las madres que debían llevar a sus hijos a la guardería de la Inmaculada y al colegio Pedro Antonio de Alarcón, ya que el vial carecía de arcenes y aceras.
La planificación de esta zona de la ciudad contemplaba la apertura de grandes viales entre la carretera de Jaén y la carretera de Maracena como la avenida de Argentinita o la avenida Federico García Lorca y que deberían haberse convertido en la gran avenida que conectase Granada con el término municipal de Maracena.
Incluido también dentro de esos proyectos se elaboró el Plan Almanjáyar, que supuso la destrucción de numerosas caserías que poblaban la zona y cuyo valor histórico y etnográfico hoy es incalculable. Entre otros objetivos, el plan pretendía construir 6.000 viviendas unifamiliares que debían transformar la zona del Ferial en un polo de atracción urbana. Para ello se trasladó a la zona Norte un buen número de edificios administrativos y se autorizaría la construcción de un gran hipermercado que contribuyó a poner fin a la ‘desertización’ que afectaba a esta zona de la ciudad.
El Plan Almanjáyar supuso la destrucción de numerosas caserías que poblaban la zona y cuyo valor histórico es incalculable
Estos planes dejan entrever que la intención de las autoridades desde 1982 era poner en mano de pequeños promotores privados –tal vez afines a los intereses políticos de los distintos gobiernos— la urbanización de los suelos adquiridos al Ministerio de Obras Públicas en condiciones privilegiadas y que, en muchos casos, debieron destinarse fundamentalmente a facilitar el acceso a la vivienda a familias de clase media.
Un fracaso moral y político que puso en manos privadas amplias zonas extensivas de suelo público que eran vendidas a precios irrisorios y que, poco tiempo después, sería utilizado por los constructores para ampliar sus plusvalías y márgenes de beneficio sustituyendo las promociones de vivienda protegida por lujosos residenciales privados que dieron origen a uno de los mayores barrios de Granada.
¿Lujosos residenciales privados? Perdone, son unifamiliares adosados bastante comunes, no hablamos de la Moraleja precisamente. Que el nombre no engañe, si algo reside en Cármenes de Albayda y alrededores (denominación de la urbanización, que no del barrio) es gente trabajadora y clase media, o al menos la clase media de épocas pasadas, las viviendas se edificaron bastante antes de que la burbuja inmobiliaria explotara, a finales de los 90, y no eran precisamente prohibitivas para una familia en la que entraran dos sueldos. No se lleve a equivocación ni mucho menos lo haga a sus lectores. Sé que como periodista es más interesante vender la historia de que en el lugar donde se acogió a los vecinos del Sacromonte tras las inundaciones ahora hay un residencial de lujo, la doble moral política y de la ciudad blablabla, pero la realidad está lejos de ser esa. Se sorprendería si consultase que hay viviendas de protección oficial en la urbanización.
Además, Albayda ha sido uno de los barrios más inatendidos y desamparados a todos los niveles. Y sigue siéndolo, hasta hace poco no se consideraba ni barrio. Durante todos estos años ha sufrido de una falta de servicios muy importantes, tanto comerciales como sociales y de infraestructuras que poco a poco van mejorando y quitando la idea de residencial dormitorio. Por suerte tenemos ya un Centro sanitario, porque antes teníamos que ir al Cerrillo de Maracena para visitar nuestro médico.
Si sumamos el desinterés del Ayuntamiento por mejorar las prestaciones con su negligencia, en el solar que lleva más de una década abandonado se va a permitir la edificación de un piso de cuatro plantas, todo un atentado urbanístico (como lo fue el del abominable edificio de la Cámara de Comercio) del que parece que nadie va a hacer nada. ¿Cuándo van a arreglar la situación del cortijo? ¿Qué pasará con el solar del supermercado? ¿Y la zona entre La Madraza y La guardería? ¿Qué centros sociales o religiosos se dispondrán en el solar principal? Hay muchos cuestiones que resolver para mejorar el barrio, que en ocasiones parece que está como lo recuerdo la primera vez que fui allí siendo un niño, con socavones, montañas de arena por la calle y enormes solares abandonados, y la primera no es acusarlo de zona de lujo, primero porque es una falacia, residen en él ante todo gente trabajadora, segundo porque en pocos años, y también merced al paso del Metropolitano, estará plenamente integrado en la ciudad y para su tránsito será de vital importancia su plena habitabilidad, tanto como lo está la zona de la Caleta o Avenida de Andalucía. Preocupémonos de las necesidades de la ciudad y no de hacer divisiones de clases sociales.
Vecino de Albayda
Tan bien escrita y documentada con la 1ª entrega de la serie. Gracias por el trabajo.
Manuel Jimenez
Estimado lector:
Imagino que percibe una realidad muy diferente a la de otras muchas familias que por aquel entonces tuvieron que marcharse a vivir a los confines de la carretera de Jaén porque los precios de esas viviendas eran prohibitivos para cualquier salario medio español de aquel periodo. De ahí, que quienes disfrutaron de una seguridad laboral y dos puestos de trabajo en aquella década, desde luego no eran ricos al estilo Amancio Ortega, pero sí vivían bastante holgados. Lo suficiente como para hipotecarse durante 20 o 25 años con una buena casa, que, hasta hace no tanto se vendían, por cifras millonarias que superaban incluso en algunos casos el millón de euros. un síntoma claro del fracaso del MOPU por delegar la gestión de un suelo eminentemente social en manos de Ayuntamientos y gestores CORRUPTOS puestos al servicio de ladrilleros sin escrúpulos.
José Antonio
Querido Albaydero: muchas gracias por estos artículos y por tu fantástica documentación para explicar la maraña de tejemanejes que se han traído sucesivamente los ayuntamientos de Granada.
Aparte, estoy de acuerdo con los dos: no son casas de lujo, son unifamiliares o adosados como los que hay a la entrada de cualquier pueblo, y se repite varias veces en el artículo «chales de lujo» y «lujosos residenciales» para referirte a dichas viviendas. De hecho, ni cármenes ni chalés, son dúplex adosados y, en la avenida García Lorca por ejemplo, edificios de pisos y apartamentos nada lujosos.
Que hayan costado una pasta es otra historia. Para evitar malentendidos se deberían incluir en el artículo algunas fechas más. Por ejemplo, parece que esos problemas que citas del puente de la Virgencica se solucionaron en los 80, y sin embargo en el año 2003 todavía lo cruzábamos jugándonos la vida entre un camión y las vías del tren. Del mismo modo, no costó lo mismo comprar un piso en el primer edificio levantado en la Avenida García Lorca cuando se hizo dicho edificio, a mediados de los 90, que si fue comprado en 2004. En los 90 no se daban aún hipotecas de un millón de euros a pagar en 25 años… me suena que eso vino después.
En los 90 dos salarios bajos y estabilidad laboral en una familia de 3 ó 4 hijos no eran un lujo, pero permitían pagar una casa en este barrio. Hoy sin embargo simplemente tener un trabajo se considera un lujo. ¿Veis como es importante poner las fechas?
Saludos y gracias por estos artículos!
el loro
Totalmente de acuerdo con el vecino de Albayda.
De residenciales lujosos y carmenes poco. Son casas unifamiliares sí, se viven bien, sí, el barrio es tranquilo y con fácil acceso. cierto, pero ante todo es un barrio de trabajadores. Es un barrio de toda esa clase media española que a principio de los 90 podía progresar. Gente que a base de ahorro y esfuerzo pudieron acceder a buenas viviendas. No niego que los trapicheos que se hicieran en el ayuntamiento con los solares fueran poco lícitos, pero lo que no se puede discutir es que Albayda se ha convertido en un barrio integrado en Granada y una de las partes mas prósperas de la ciudad para negocios y residencias. Asi que, como bien dice mi vecino, menos dividir a la ciudadanía y más apostar por el desarrollo y la modernización de Granada que es lo que necesitamos.
Vecina Albayda
Soy vecina de toda la vida de la calle El Guerra. Desde luego Albayda no es la Moraleja de Madrid, pero tampoco es un barrio eminentemente obrero como pueden serlo Cerrillo o La Cruz. Creo que algunas opiniones evidencian un sesgo importante pues tienden a subestimar sus excelentes condiciones económicas y calidad de vida. Antiguamente en la Colonia de San Francisco solían vivir familias acomodadas de oficiales de los cuarteles y médicos de los hospitales cercanos. Ese fue el arquetipo de vecino durante muchos años. Luego llegaron otros más, la gran mayoría funcionarios, profesores de universidad, personal de bancos, docentes, arquitectos, enfermeras y comerciantes. Clase media alta que adquirieron las primeras promociones de viviendas en la avenida de Maracena entre las que está la urbanización de las Adoratrices viviendas que no son precisamente baratas. Pero de ahí a considerar que eran clase obrera hay una notable diferencia.
Maika
Pero si eso es el poligono, medudos fantasmas, ya lo unico que falta es que los de la urbanizacion del gran parque digan que viven en el centro, pero si es el mercadillo, es un barrio marginal, donde vamos a llegar, querer y no poder
pepin