Vladimir Tzekov, nuevo vecino de la calle Paz

La antigua Lavandería de la calle Paz acoge desde hace unos meses la sede del Laboratorio de Acción Escénica Vladimir Tzekov de teatro y danza, unos nuevos vecinos de Centro que proponen una programación cultural diferente y llegan avalados por la Universidad de Granada y múltiples premios a nivel internacional.

Vladimir Tzekov, calle Paz, teatro

Los ‘Vladimir Tzekov’ durante una representación.

La antigua lavandería del final de la calle Paz llevaba casi cinco años abandonada cuando llegaron los Tzekov. Venían desde Agua de Cartuja y les encantó el cartel setentero, pero ellos lo que querían era montar una escuela de teatro y danza. Han llegado cargados de premios –de Kosovo, de Marruecos, de Inglaterra– de los que presume la Universidad de Granada, que fue la que les dio un empujón, pero sus objetivos van más allá: quieren sorprender.

Vladimir Tzekov es una escuela de teatro y danza y sala escénica vecina de la calle Paz desde hace poco más de seis meses, aunque el grupo existe desde 2008. Llegaron al centro de la ciudad “buscando que la gente encuentre la sala en lugar de tener que ir a buscarla”, explica Santiago del Hoyo, uno de los cuatro fundadores. “En Cartuja venían muchos estudiantes, pero son un público itinerante. Aquí viene gente más mayor, más estable, y de toda Granada”.

Las representaciones de los Tzekov no son fáciles de tragar. Su versión de ‘La vida es sueño’, con la que nacieron en 2008, la llevaron a un ‘Telón abierto’ del Isabel la Católica –cualquier compañía puede representar, no cobra del teatro pero se lleva su taquilla– que se llenó de autobuses de los pueblos del área metropolitana. Cuando los matrimonios de jubilados vieron aparecer a Segismundo y el Rey Basilio en tutú “y dando saltitos” y el monólogo de ‘Ay mísero de mí’ recitado por una actriz a voz en grito a la que el resto del reparto intenta acallar “aquello fue la hecatombe, la mayoría de la gente se fue y algunos matrimonios se peleaban, ellas querían marcharse y ellos quedarse, no sé si porque pensaban ‘estos son muy alternativos, igual salen tetas’”, ríe Santiago.

«Con los bares nos complementamos, la clientela la compartimos, porque nos pueden venir a ver y antes o después se toman la cerveza».

Santiago del Hoyo nos explica el periplo desde el aula más pequeña de sus nuevas instalaciones, en una sala de lavandería que aún conserva los azulejos, “y quedan los detalles, queremos volver a colocar los carteles que había antes. Nos gustó el toque industrial que le daba haber sido un local abandonado. Luego, necesitábamos un local grande, que sirviese de aula de danza y también de sala”. Las clases son de pagos, las representaciones gratis. Cuando acaban, cierran la puerta al público y tienen ‘el feedback’, preguntándoles qué les ha parecido.

De lo mejor, “los vecinos. Con los bares nos complementamos, tenemos al lado el Poe, que la clientela la compartimos, porque nos puede venir a ver y antes o después se toman la cerveza. Luego enfrente tenemos una tienda de deportes extremos, que también es un público joven… no es el típico ambiente de mercerías o grandes cadenas que asocias con el Centro”. Incluso con la congregación de monjas de enfrente “hay buen rollo, son muy jóvenes y hacen sus conciertos con coros… bromeamos con hacer programa conjunto”.

Vladimiri Tzekov, calle Paz, teatro

Los ‘Tzekov’ acunan sus propios pies durante una obra.

El grupo es escuela porque cuando se inició el proyecto, hace cinco años, entre Santiago y Manuel, su ‘socio fundador’, se dieron cuenta de que “para hacer lo que queríamos hacer nos hacía falta formar a la gente en unas disciplinas muy concretas, y así crecer como compañía al mismo tiempo. Nosotros mezclamos interpretación con danza y nos hace falta una preparación física y musical muy concreta. No nos servía la interpretación clásica”.

Una pedagogía que han querido extender al público, pero “no entendiendo lo de formar al público como que la gente es tonta, sino cambiarle el patrón de lo que estamos acostumbrados al ir al teatro. Voy llego, a una sala y que me lo den ya todo hecho. Queremos que vengan a tener que hacer actividad mental, a ver qué queremos decir. Ahora ya tenemos un público habitual y sabe con qué actitud tiene que venir, y que el espectáculo cambia cada vez aunque sea el mismo. Así que vamos poco a poco”.

«Vladimir Tzekov es un amigo nuestro, de Bulgaria, al que ni le gusta la danza ni ha hecho teatro en su vida».

Y finalmente, la pregunta, ¿quién es Vladimir Tzekov? Santiago se ríe. “Pues mucha gente nos conoce y nos dice que le ha leído artículos, visto espectáculos suyos o escuchado conferencias… pero Vladimir Tzekov es un amigo nuestro, de Bulgaria, al que ni le gusta la danza ni ha hecho teatro en su vida. Es un experimento en sí mismo, porque la gente se inventa un personaje alrededor pensando en un profesor de Europa del Este, un artista inventado… pero no, es sólo el nombre de un amigo”.

(20-02-2013)

Comentarios en este artículo

  1. quisiera recibir información de los eventos que hay, me han hablado de este sitio pero no he existido a nada por no saberlo…muy agradecida, un saludo!

    mila

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